Crespo: Recuerdos y anécdotas por el “Día del Taxista”

El 7 de mayo se celebró el “Día del Taxista” y por esta conmemoración, El Observador entrevistó a Oscar Lambrecht, quien se desempeñó en esta actividad en los años ’80 y ’90 en Crespo, pero también dialogamos con la “Familia Márquez”, que en la década del 50 y 60 tuvo un taxi en la ciudad.  

Lambrecht contó que una vez que dejó de trabajar en la empresa de colectivos San José, donde era guarda, fue a la municipalidad y pidió la autorización y licencia, para tener un taxi. “Ahí comencé, con un Chevrolet Súper. En ese tiempo, estaba solamente ‘Tato’ Barreto como taxista en la ciudad. No existían los remises, que aparecieron años después. Nosotros parábamos generalmente en la Terminal de Ómnibus y los clientes llegaban solos o nos llamaban por teléfono a la línea fija. Eran viajes locales, pero también a Paraná, Diamante, Ramírez, Seguí, Nogoyá. Los fines de semana, de noche, llevaba muchísima gente a los bailes: a la Pista Chémez, a la Escuela Nº 14 de Isletas y otros lugares. Se trabajaba muy bien en esa época. Representó un cambio grande, porque si bien yo venía de trabajar con los colectivos, ahí era empleado y en el taxi, uno es el dueño y me fue bien. Siempre me gustó relacionarme con la gente, mi vida ha sido así”.

Como todo “tachero”, miles son las anécdotas que tiene para contar, pero dijo que una sobresale de todas las que les tocó pasar: “Un día, 2 personas, con bolsos, me pidieron que los lleve a Paraná, donde los dejé en la Terminal. Me pagaron, todo perfecto hasta ahí. Cuando regreso, me estaba esperando la Policía y me informan que los 2 sujetos que había llevado, eran sospechosos de haber robado en una tienda del centro de Crespo. Ni me imaginaba que eran ladrones. Inmediatamente hice mi declaración en la comisaría y a las pocas horas, los detuvieron, en Santa Fe. Incluso después tuve que ir de nuevo a identificarlos y sí, eran ellos. Recuerdo que tenían cara de actores… Más allá de este episodio puntual, nunca tuve un problema de inseguridad mientras manejé un taxi, en aquel tiempo no se hablaba tanto de robos, ni asaltos. A mi por lo menos, nunca me pasó algo así. Hoy eso ha cambiado. Recuerdo que ya siendo vendedor de publicidad, en los primeros años, iba a Paraná a recorrer los comercios y empresas y después del mediodía, me quedaba con mi portafolio, descansando en la siesta en un banco de la Plaza 1º de Mayo, hoy eso sería imposible de hacer”. 

Lambrecht (76 años), anteriormente a ser taxista, había trabajado en la zona rural, en el frigorífico Sagemüller, en La Agrícola Regional Coop. Ltda y en una empresa constructora que hizo decenas de cuadras de asfalto en la década del 70/80 en Crespo, firma para la que fue además, encargado de una cantera, en Victoria, Galarza y San Jaime de la Frontera, hasta que llegó el colectivo y luego el taxi, profesión que dejó para dedicarse a ser corredor de publicidad, conociendo y visitando cientos de empresas de toda la región.

Cuando se lo consultó sobre cómo se lleva con el Covid-19, contestó: “Bien… ya me vacuné… Al Coronavirus no le tengo miedo, sí me apena la tristeza que veo hoy en la gente, hay muchas personas amargadas, angustiadas, por la economía y por lo que le ha tocado pasar durante este último año”.  

EL TAXI DEL SIGLO PASADO EN CRESPO

Máximo Domingo Márquez fue taxista durante las décadas del 50 y 60. Las polvorientas calles de Crespo de antaño no eran un obstáculo para cumplir con este servicio, como lo había en las grandes ciudades. Entre los autos que le tocó manejar en esta profesión, recordó haber conducido un Desoto, marca de vehículos norteamericana, fabricada y vendida por Chrysler Corporation, que era muy requerida en Argentina.

“En esa época, también estaban como taxistas ‘Don Pittavino’, ‘Chuito’ Schneider, ‘Don Marega’ y otros más. Cada uno tenía su clientela. Generalmente parábamos en lo que es hoy San Martín y Avenida Independencia, donde hubo una estación de servicio y trabajábamos mucho en la estación del ferrocarril. Mucha gente se bajaba del tren y desde allí, las trasladábamos a otras partes de la ciudad o de la zona rural” rememoró Márquez, hoy con 86 años, en una nota anterior con este medio.

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