Crespo: Pedro Ulrich y Darío Neiff cuentan sobre el oficio familiar en el “Día del Joyero y Relojero”

El 3 de noviembre se celebró el “Día del Relojero y Joyero”, por lo que estuvieron en El Observador y el programa “Fernando Huck Reportajes” de Canal 6 ERTV, 2 comerciantes que desarrollan estas profesiones en Crespo: Darío Neiff y Pedro Ulrich:

– Ustedes forman parte de 2 familias crespenses representativas de esta actividad…

– (Neiff) Sí. Mi papá, Reymundo (Neiff), se recibió de relojero en 1956 y al otro día, se instaló en Crespo. Primero fue en un local en la zona del apeadero y al poco tiempo se radicó en Moreno y 25 de Mayo, donde estuvo muchos años, hasta que en 1968 se mudó al actual espacio, en calle Moreno. Yo seguí sus pasos y en 1989, me recibí de relojero, en la “Escuela Suiza” de Buenos Aires y en la parte de joyería, me capacité en Rosario, en la “Escuela Crisol”.  Prácticamente nací dentro del taller, así que a la parte práctica, la hice desde muy chico, siempre me interesé por aprender. Hay que aclarar que la relojería y la joyería, son dos oficios totalmente distintos, pero en un comercio, van de la mano. Mi papá por ejemplo, fue relojero y si bien vendía joyas, no las hacía. Soy un bendecido de Dios por tener este oficio. Mi hija Agostina es joyera, se sumó a la empresa y ahora se incorporó Florencia a ayudar en el negocio…

– (Ulrich) En nuestro caso, en 1961, mi tío Juan abrió una relojería en un local de calle San Martín, frente a la plaza. Previo a eso, hizo cursos y se fue capacitando. Él fabricaba radios y una cosa llevó a la otra, por lo que empezó a estudiar relojería por correo. Después, se incorporó mi papá, cuando vino del campo y en 1973 empezaron a construir en Sarmiento y San Martín, donde actualmente está nuestro comercio. Me pasó lo mismo que a Darío, en cuanto a lo de crecer entre relojes y herramientas. Desde los 8/9 años, mi papá me fue metiendo de a poco, con mi tío me ponían una mesa y me daban un reloj viejo para que vaya conociendo… Es bueno que un negocio tradicional, pueda ser seguido… Yo estoy como dije, desde chico, mi hermano estudia Diseño Industrial en Córdoba y este año empezó Joyería…

– Antes, en cada pueblo, por más chico que era, no faltaba el joyero o relojero…

– (Neiff) Pero hoy, hay pueblos que no tienen relojeros o joyeros. Hubo una camada que sufrió la década del 90, la época de Menem y el 1 a 1, donde el trabajo en el taller se volvió nulo, ya que salía más barato comprar un reloj nuevo que hacerlo arreglar. Entonces, muchos talleres de orfebrería cerraron y se empezó a traer joyería de otros países…

– ¿Qué cambios se han dado en cuanto a la tecnología, en el oficio?

– (Neiff) Los cambios han sido muchos y eso exige que uno vaya actualizándose también. Empecé con reloj a cuerda, después vino el de cuarzo y hoy ya están los “relojes smart”, que son como minicomputadoras de mano. Como en cada rubro, va evolucionando todo…

– (Ulrich) Muchos son casi descartables, cuando la batería no da más, no se consigue repuesto y hay que darlos de baja… 

– ¿La gente busca precio o calidad? ¿Entiende la diferencia entre un Rolex original y otros que son copias…?

– (Neiff) Todo depende del poder adquisitivo diferente que pueda tener el cliente. Hoy un Rolex original, no baja de los 5.000 dólares…

– ¿Sigue habiendo mucha demanda por los relojes de pulsera, teniendo en cuenta que muchos en el celular tienen la hora?

– (Neiff) Antes, el reloj era un aparato de medición, hoy es un accesorio de moda. A nuestro comercio vienen chicos a comprar, porque tienen una fiesta de 15 y como tienen un traje blanco, se compran un reloj del mismo color. Lo usan como un accesorio…

– ¿Cuánto los afectó la pandemia…?

– (Ulrich) Lo que se sintió en la pandemia, es que al no haber casamientos por ejemplo, hubo menos ventas de alianzas… 

– (Neiff) Y al no haber cumpleaños de 15, cayó la venta de regalos… Las mujeres siempre algo quieren comprar para cuando salen, algún accesorio y eso también mermó durante la cuarentena…

– ¿Tienen contacto entre ustedes?

– (Neiff) A Pedro, mucho no lo conocía. Su mamá y mi señora eran compañeras de trabajo… 

– ¿Tienen mucha competencia, con los ofrecimientos que se dan a través de las redes sociales?

– (Neiff) No es competencia. Es gente que vende por Facebook. No tiene negocios y no paga impuestos… 

– (Ulrich) Además, una cosa es ver fotos por las redes sociales y otra personalmente, por cómo brilla, cómo va en la muñeca en el caso de un reloj…

– Es un oficio con riesgo en cuanto a inseguridad. Ambos han tenido asaltos…

– (Neiff) Es como cualquier empresa o comercio. Nosotros tuvimos 2 hechos… Nunca pudimos recuperar nada, habíamos quedado a “Foja 0”. En uno, entraron por una terraza a la casa de familia, me agarraron a mí, que estaba con mi esposa y mis 3 hijos, además de mis padres, a quienes los encerraron en el departamento. Fueron 4 horas muy angustiantes… Son experiencias que uno no se olvida más. Hoy en día, ya con cámaras, alarmas, la situación es diferente… 

– (Ulrich) Nosotros también tuvimos un caso, en el que mi papá terminó con un balazo en la cabeza, entre el cráneo y el cuero cabelludo… Fue un asalto un sábado al mediodía. Yo tenía 12 años, estaba presente y logré escaparme… En el forcejeo con mi tío, el delincuente recibió un balazo en la pierna… Tras cerrar toda la provincia, finalmente detuvieron a uno de los asaltantes en Paraná y el otro en la zona de Ibicuy. Por milagro, pudimos recuperar todo lo robado…

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