Crespo: En CultivArte, se reconocerá la trayectoria de Aurelio Wendler

WendlerEste viernes 25 de julio, a partir de las 21.00 en la Sala Municipal de Crespo se realizará una nueva jornada del ciclo “Cultivarte”. En la ocasión habrá una muestra de Carlos Espinosa (xilografía), una función teatral con el grupo Kenuria Agapi y se presentará el Coro Municipal del Centenario, junto a “Cantares coral talense”. Durante la velada, recibirá un reconocimiento cultural por su trayectoria, el crespense Aurelio Wendler, nacido el 11 de marzo de 1942 y que desde muy temprana edad, tuvo a la música como pasión. A los 8 años, su papá le compró un acordeón verdulera y poco después, tuvo su primer acordeón a piano, con la condición que estudiase música. Así fue que tomó clases con Isidoro Jacob, único profesor de ese instrumento en aquel entonces por la zona.

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Con una profunda pasión por la música y las tradiciones alemanas pudo adquirir, con gran esfuerzo, su inseparable acordeón Anconetani, de un sonido mágico e inconfundible. Éste fue el instrumento con el que desde hace más de 50 años recorrió numerosos escenarios. A los 17 años conoció a Rolando Spreáfico, guitarrista, con quien comenzó a tocar en fiestas de escuelas y familiares.

Con la incorporación de José “Pepe” Machovech en violín, Luis “Nico” Sachs en batería y Carlos Alonso en voz, se conformó el grupo “Los Juveniles Rítmicos” que interpretaba música popular. A lo largo de 8 años, esta orquesta se presentó con gran éxito en distintos lugares. Retomando la actividad después de un tiempo de descanso, fue para la Primera Fiesta de la Cerveza en Crespo, en 1972, cuando Don Víctor Popp los invitó a presentarse, eligiéndoles como nombre “Los Wendler Buben”. Esa noche nació y fue consagrado por el público, este Trío Musical, compuesto por Aurelio, Rolando y “Pepe, que supo transmitir a la gente la pasión y el sentir por la música folclórica inmigrante. Más tarde se sumaron artistas como Héctor López, baterista y animador y Héctor “Tito” Vergara en voz. En poco tiempo logró convertirse en un conjunto muy popular que llevó fielmente la alegría de las polkas y los valses a numerosos escenarios de nuestro país y de países vecinos y que lo impulsó a grabar en 1969, de la mano de Los Hermanos Cuestas, su primer trabajo discográfico en el sello internacional Microfon Buenos Aires. En los últimos años de actuación fue su hijo Marcelo quien acompañó a la orquesta con su violín.