Crespo: De la Banda Infanto Juvenil a la Guardia de Protocolo y Ceremonial Presidencial

El esfuerzo y la perseverancia es la premisa de quienes han llegado a alcanzar sus metas, de aquellos que no escatiman en proponerse grandes desafíos y concretarlos, pese a los muchos obstáculos que se le presenten. Pocas veces los crespenses somos conscientes de todos los niños y jóvenes talentosos con que cuenta la ciudad y se minimiza lo importante que resultan las instituciones y los espacios públicos para fomentar sus aptitudes, enseñarles, perfeccionarlos y brindarles la base necesaria para ser grandes exponentes de lo que hacen en otros ámbitos superiores. Dina María Celeste Méndez Ortiz es uno de esos tantos ejemplos dignos de destacar y necesarios de conocer, sobre todo para que las nuevas generaciones adviertan cuán lejos se puede llegar si se sigue una conducta y para que como comunidad se apoye a las organizaciones o reparticiones que capacitan día a día. Celeste es una crespense que actualmente tiene 23 años, pero que a los 13 decidió ser una de las primeras en sumarse a la Banda Infanto Juvenil Municipal, donde aprendió y se perfeccionó tocando distintos instrumentos. Hoy es cabo de la Fuerza Aérea Argentina, perteneciente al cuadro de Bandas Militares y está desempeñándose en la Guardia de Protocolo y Ceremonial Presidencial de la Nación. El Observador dialogó con la joven, quien acerca de las funciones que le fueron asignadas comentó: “Integro la Banda Central que tiene Fuerza Aérea para dar imagen institucional y de ceremonia, tanto a nivel nacional como internacional. Es de tipo ‘A’, que significa que está compuesta por entre 40 a 60 integrantes y en cuanto a la profesionalización, son los mejores músicos. La conformación es muy selectiva y se pondera el estudio personal y también la carrera que uno desarrolla, porque es requisito indispensable ser militar y contar además con la especialización en materia musical. Hay que rendir bien y obtener un buen promedio para ingresar. Específicamente formo parte del servicio de acompañamiento exclusivo que hace la guardia de honor de la presidenta Cristina Fernández. Hacemos las interpretaciones musicales militares de recibimientos y despedidas a ministros, embajadores y toda autoridad nacional o internacional que arribe o se vaya de Argentina, como así también ante convenciones o eventos en los que estos funcionarios participen, como para que se sientan cómodos y reciban el trato protocolar que merecen.

Prácticamente no tenemos horarios, porque si nos ordenan que estemos formados a las 00.00 en un monumento que se va inaugurar, ahí estaremos y si llega el vuelo de alguna autoridad política internacional de madrugada, también. Dependemos de los eventos que concentra la agenda presidencial y de las instituciones que solicitan nuestra presencia. Para mí es todo un orgullo, porque hago lo que más me gusta, que es la música y de algún modo represento a mi ciudad. Nadie me obligó, pero sí en mi familia tenemos una gran imagen del servicio militar. Es un sentido patriota y de pertenencia argentina”.

A lo largo de estos años se ha instruido académicamente en otros aspectos dentro de la Fuerza Aérea, habiéndose recibido de Estratega en Defensa Nacional, siendo diplomada en Seguridad y Equidad de Género Institucional y Laboral, además de haber sido instructora de aspirantes, que son los civiles con intenciones de ingresar a la fuerza, ya sea para las tareas de control del espacio aéreo, como bomberos, mecánicos del taller, enfermeros y demás. Estuvo afectada a los servicios de Ezeiza y también integró la Sinfónica Estable de Cadena Nacional. Méndez Ortiz recordó que no todo surgió circunstancialmente, sino que tuvo que dejar de lado muchas cosas para lograrlo, de las cuales no se arrepiente y destacó lo que fueron sus comienzos. “Inicié en la Banda Infanto Juvenil cuando vino una pequeña partida de instrumentos y un grupo de 4 profesores, con saxos, trombón, trompetas y percusión. Teníamos clases en una aula de IMEFAA, donde nos dividieron de acuerdo a las capacidades o al gusto personal que como alumnos teníamos para con los instrumentos. La capacitación fue mi motivación, porque descubrí que la música es una expresión tan interna, muy sentimental, es parte de uno mismo y con lo cual se expresa. Pero es fundamental el estudio, no alcanza con sólo tener la capacidad o las ganas. Hay que darle prioridad a lo que uno quiere y dedicarse, más allá del sacrificio interno o efectivo que eso implica. Como adolescente me privé de ir a un cumpleaños, de salir a tomar algo o de ir a bailar, porque necesitaba estar tranquila y tener la cabeza vacía como para enfocarme de lleno en la actuación que iba a tener un domingo. Y pasado el fin de semana había que estudiar. No sé cuántas veces me habré levantado a las 5 de la mañana. Por suerte mi familia siempre me acompañó y hoy lo disfrutamos juntos cada vez que vengo a Crespo”, dijo la trompetista.

Vale la pena reflexionar entonces con cuánta responsabilidad muchos profesores trabajan en esta ciudad, qué significativo puede llegar a futuro la participación de un niño o joven en un taller municipal y cómo la sociedad debe estar comprometida para conservar estos espacios y hacer posible que crezcan cada vez más.

(foto: César Franco, Celeste Méndez Ortíz y José Luís “Chelo” Butvilofsky, músicos que no integran en forma estable la Banda Infanto Juvenil, pero están dispuestos para tocar cuando los convocan)

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