Crespo: A 25 años de la 1ª Oktoberfest, más protagonistas cuentan cómo la recuerdan

En El Observador y en el programa “Fernando Huck Reportajes” de Canal 6 ERTV, seguimos recordando, a 25 años (1996) de su primera edición, las famosas y multitudinarias “OKTOBERFEST, FIESTA NACIONAL DE LA COLECTIVIDAD ALEMANA” y “EXPO ENTRE RÍOS DEL MERCOSUR, COMERCIAL, INDUSTRIAL, AGROPECUARIA Y ARTESANAL”, organizadas por la “Colectividad Alemana de Argentina”. Con la especial conducción de Alejandro Drescher, en la entrevista esta vez participaron el Cont. Fernando A. Huck (presidente de la mencionada institución) y los colaboradores Julio Reisenawer, Carlos “Fucho” Ulrich, su esposa Esther Fuchs y el locutor y animador de eventos, Adrián Esteban Haberkorn. 

– ¿Qué recuerdan de estas fiestas, que marcaron un hito en la historia de Crespo?

– (Huck) Cuando terminamos la primera Oktoberfest en 1996, hicimos una reunión, en la que entre otros, estaba Don Pancho Sagemüller y fue ahí donde un grupo de colaboradores me pide que done un terreno para hacer la sede. La solicitud se cumplió, se hizo la cesión y propuse construir un Castillo. Hicimos un concurso para agregar más ideas, en el que participaron chicos de las distintas escuelas; luego, se hizo una maqueta y finalmente presentamos el proyecto en el Centro Comercial. Recuerdo que conseguimos que la empresa Corcermar nos diera un precio especial, por unos ladrillos que recién salían al mercado. La primera tanda fue de 45.000 ladrillos y ahí le dimos el puntapié inicial a la obra. El constructor Javier Fontana fue el artífice final para construir semejante edificio, sin andamios y con un staff de personas que andaban como “hormigas” subiendo y bajando y que “levantaron” esta edificación que después fue un sueño cumplido…

– (Haberkorn) Fue una fiesta distinta a las demás, con música en el escenario, exposición y otras grandes atracciones. Lo característico era la “Entrada Gratis” y que siempre fue una fiesta muy familiar. Un pedacito de todos nosotros estuvo allí, colaborando. Mucha gente participó, porque si bien lo organizaba la Colectividad Alemana, hubo instituciones y voluntarios que realizaron su aporte. A la Expo, las empresas venían con toda su “artillería” de productos, promociones y mientras la gente disfrutaba de una convocante muestra, podía estar comiendo; en otro sector, bailando con orquestas en vivo o escuchando a los artistas que estaban en el escenario principal. Desde que empezaba hasta que terminaba, había una atracción especial. A diferencia de otros eventos, en la Oktoberfest la vedette era la misma fiesta, los que iban, no concurrían porque había un número artístico de renombre, sino que asistían por el conjunto de propuestas que había y con una organización monstruosa. Hoy, por los costos que demandaría, sería casi imposible organizar algo similar con entrada gratuita, pero qué lindo sería hacer algo para reunirse y recordar lo que dejó esta gran fiesta…

– (E. Fuchs) En mi caso, colaboraba en la preparación de tortas, con un grupo de mujeres que estábamos a cargo de esa tarea. En las primeras ediciones, recuerdo que las hacíamos en el quincho de María Elena Gottig. Todas éramos integrantes de la Colectividad Alemana o del Grupo Coreográfico Edelweiss que nos sumamos a una fiesta que fue creciendo con el correr de las ediciones. No era fácil llegar a cubrir la demanda (se vendían más de 400) y además contar con tantas heladeras para guardar cada una que se iba elaborando…

– Siempre se destacó la promoción que tuvo la fiesta… 

– (Huck) Recuerdo que íbamos a Paraná, donde en la Casa de Gobierno nos recibía el gobernador, autoridades y hacíamos la presentación oficial, acompañados por grupos coreográficos; lo mismo sucedía en la Casa de Entre Ríos, en Buenos Aires. Mucha promoción se realizaba del evento, que también fue parte del éxito que se tuvo… 

– Julio Reisenawer (carpintero) también ayudó desde su oficio, en la preparación de la ornamentación… 

– (Reisenawer) Sí y en los tiempos libres colaboraba en la parrilla, en la cocina y en lo que hiciera falta. Lo que destaco es que fue la fiesta del pueblo, no solamente de una colectividad. El comercio por ejemplo, se “enganchó” con el evento, con ornamentación de sus frentes. Cada uno se fue sumando y apoyando…

– (Huck) Hemos tenido más de 350 expositores de Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires, Corrientes, lógicamente de todo Entre Ríos y de otras provincias. Para una exposición así, demandaba mucho trabajo previo, no solamente para la contratación de cada una de las empresas, sino también la logística y la preparación del predio, con el afirmado de las calles internas, cableado y demás…  

– Había música y baile en el escenario, en los stands…  

– (Haberkorn) Como particularidad, la fiesta permitía que participen todos los artistas y de igual manera, al que recién estaba empezando en el camino de la música y otros que ya tenían su trayectoria. Crespo en sí, es capital en cuanto a música alemana y proveedora de las mejores orquestas de ese género y en la Oktoberfest, cada uno de los conjuntos se podía mostrar, ante miles de personas… 

– (Huck) En ese momento, ya habían dejado de tocar “Los Wendler Buben” y le pedí a Aurelio Wendler si nos podía acompañar y así lo hizo. Para nosotros, su participación fue extraordinaria, porque ese grupo recorrió el país durante muchos años llevando la música alemana y tenerlo en El Castillo y en la Oktoberfest, fue un gran regalo…

– (Fuchs) Cuando vino Banda América de Brasil a la Oktoberfest, tocó además en Pasaporte (boliche bailable), al que muchos jóvenes fueron a verlos, vestidos de alemanes… 

– (Ulrich) A la fiesta la caracterizaba la organización que tenía. Me acuerdo de la primera reunión a la que nos convocó Fernando y nos preguntábamos, ¿para qué será? Empezó a hablar del evento que quería organizar y ahí comenzó a dividir las tareas: vos te vas a ocupar de la cantina, vos de las tortas, vos de la parte musical y así se fue armando un gran grupo de trabajo…