Crespo: 4 bailarines cuentan vivencias y sobre su pasión por el tango

El 11 de diciembre se conmemoró el “Día Nacional del Tango”, en homenaje a la fecha de nacimiento de Carlos Gardel (cantante) y Julio de Caro (director de Orquesta). En Crespo y la zona, crece el interés en jóvenes y adultos en incursionar en el baile de este tradicional género musical, sobre lo cual comentaron en El Observador y el programa “Fernando Huck Reportajes” de Canal 6 ERTVRaúl Folmer (bailarín), Alberto Kihn (instructor de Tango), Camila Kloster (bailarina, coreógrafa y organizadora de eventos) y Emanuel Retamar (profesor):  

– ¿Dónde y cuándo les surgió el amor por el tango?

– (Kihn) En mi familia nadie escuchaba tango, ni siquiera mis abuelos. Recuerdo que pasaban tango en la radio y cambiaba de emisora, pero sí quería bailar esa música. En un cierre de año del grupo de teatro, parte de una obra, precisamente era bailar un tango. Al año siguiente comencé de lleno en esta actividad y nunca más la dejé. A los que quieren comenzar, les digo que no le tengan miedo y si bien es complejo tener un nivel profesional y de competencia, para arrancar y compartir con tu pareja, es sencillo. En la primera clase, uno ya sale bailando…

– (Kloster) En mi casa se escuchaba todo tipo de música, pero no tanto el tango. No tengo bien en claro cuándo fue la primera vez que lo escuché, pero desde muy chica, ya quería bailarlo. Mi primer profesor fue “Pocho” Fontelles de Paraná, quien venía a dar clases a Crespo, en el IMEFAA. Después llegaron otros profesores, como Pablo Ifrán y Juan Carlos Colombo. A los 17 años me fui a estudiar danzas a Rosario y participé de clases, cursos y otras capacitaciones. La gente ve al tango como algo inalcanzable, pero no es así. En lo personal, lo considero una forma de vida. Más allá de un trabajo, me permite conectarme en las milongas y en otros eventos tangueros…

– (Retamar) Soy profesor de danzas tradicionales y folclore. Tengo 34 años y bailo desde los 7. También empecé con “Pocho” Fontelles. Con Camila (Kloster) bailamos durante mucho tiempo y desde muy chicos. En casa siempre se escuchaba tango, a Edmundo Rivero, Trío Gonzalito, Jorge Durán, Jorge Falcón y en lo personal, fui descubriendo a Roberto Grela, Astor Piazzolla, Juan D’Arienzo… El tango es un universo dentro de la música que ha evolucionado mucho…  

– (Folmer) Soy milonguero y bailo desde el 2011. Recuerdo que había un anuncio en El Observador, donde se invitaba a clases de tango a partir del 10 de abril de ese año y me sumé. En mi casa siempre se escuchaba tango y tengo el recuerdo de un programa obligado de los domingos a la noche que era “Grandes Valores del Tango”, con Silvio Soldán. De adolescente escuchaba a Julio Sosa, al “Polaco” (Roberto Goyeneche), me interesaban todas las cuestiones referidas al tango. Hay gente que está años queriendo aprender a bailarlo y nunca se decide a ir. Yo me animé a los 44 y desde ese momento, no lo dejé más. Empecé con el profesor Emanuel Retamar, Diana Sosa, Camila Kloster… Luego de la primera clase dije “No vuelvo más”, porque lo veía muy complejo, pero volví, aprendí y sigo tomando permanentemente clases. Abracé esta actividad como una cuestión de escape, viajar, por diversión, para conocer nueva gente… He tenido la posibilidad de estar en encuentros nacionales de Tango, con hasta 1.500 bailarines de todo el país, desde Jujuy a Tierra del Fuego, cada uno con su estilo. Una sensación diferente es bailar con gente que no conocés, porque te deja un rastro de su tango…  

– (Kihn) En esos encuentros es increíble lo que se genera, en cuanto a amistad, que personalmente no lo he vivido en otros ambientes…

– Camila, has incursionado en otros géneros musicales, como por ejemplo, en la música alemana (Edelweiss)…

– (Kloster) Sí, generalmente me asocian más con el tango, pero me gustan todas las danzas. Con el tango he llegado a numerosas partes del país. En los lugares turísticos, es donde más interés hay, porque los extranjeros siempre se muestran muy predispuestos a conocer sobre este género musical. Me gusta trabajar el tango de manera terapéutica, porque mejora la calidad de vida de los bailarines. Está comprobado mundialmente que ayuda para el Parkinson, el Alzheimer… Es una de las danzas más sensuales del mundo…

– (Folmer) Hablando del tango en el extranjero, hay cientos de argentinos radicados en Europa enseñando tango y también viene mucha gente a bailar aquí. Vienen contingentes enteros a las milongas de Buenos Aires…

– (Kloster) Me gustaría que en Crespo haya un centro donde se pueda hacer conocer sobre las distintas épocas y personas que han ido aportando al tango. Cuando éramos chicos, bailábamos con Marcos Merlo y muchos otros, que estaría bueno poder dejar asentado y si alguien quiere conocer más, que tenga un lugar a dónde ir…

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