¿Cómo impacta la calefacción en la salud respiratoria?

Calefaccionar los ambientes es una medida que permite hacer frente a las condiciones climáticas del invierno, además de brindar confort, pero también puede resultar perjudicial para la salud, dependiendo del sistema de utilizado y de la temperatura a la que se lo use. Lo ideal es que no supere los 21°-23° y que la humedad se sitúe entre el 50% y 70%. Marcas mayores a las mismas, aumentan el contraste de temperatura interior y exterior, lo que en definitiva, puede disminuir la capacidad de respuesta de los mecanismos defensivos del organismo, explicaron a El Observador desde la Asociación Argentina de Medicina Respiratoria.

 

Peligros del monóxido de carbono y otros tóxicos

 

Artefactos como estufas de parafina, a querosén, gas o leña, las cocinas o los braseros, consumen oxígeno y liberan gases nocivos, como el monóxido de carbono. La combustión inadecuada del material empleado para la producción de calor o un sistema de ventilación insuficiente, pueden provocar la acumulación de niveles peligrosos de dichos gases.

El monóxido de carbono es imperceptible, incoloro, inodoro y no irrita las mucosas, pero ocupa el lugar del oxígeno en la sangre, por lo que impide su llegada a los diferentes órganos y tejidos. La intoxicación puede culminar en un paro cardiorrespiratorio y muerte. En casos de menor grado, puede generar dolor de cabeza, náuseas, debilidad, mareos, entre otros síntomas, se destacó desde la AAMR.

Otro gas peligroso es el dióxido de nitrógeno, que se libera cuando las cocinas, hornos de gas y estufas de parafina no funcionan correctamente. “No se huele ni se ve, pero es irritante para las mucosas y puede causar dificultad respiratoria, sobre todo en pacientes asmáticos, con EPOC o con otras patologías respiratorias crónicas” señalan desde la Asociación en un informe para el que se contó con el asesoramiento del Dr. Nicolás G. Douglas Nazareno, coordinador de la Sección de Neumonología Clínica y Medicina Crítica de la mencionada entidad.

“Existen otros productos derivados de una mala combustión, sobre todo de estufas o chimeneas de carbón y leña, que son partículas de tamaño tan diminuto que pueden depositarse en lugares profundos del árbol bronquial, pudiendo favorecer la aparición de enfermedades respiratorias crónicas (como EPOC) o tumores”.

 

La importancia de la humedad

 

Los sistemas de calefacción por aire caliente tienden a resecar el ambiente, lo que hace que las vías aéreas también pierdan humedad. El resecamiento del árbol respiratorio disminuye sus mecanismos de defensa, favoreciendo las infecciones y puede generar congestión nasal o tos, sobre todo en los alérgicos o puede favorecer las exacerbaciones asmáticas en quienes padecen esta patología. “Es importante tener en cuenta que la circulación de aire caliente arrastra partículas de polvo que contienen alérgenos, sustancias que favorecen el desencadenamiento de los síntomas alérgicos” acotó el Dr. Douglas.

“Los sistemas de calefacción más recomendados, sobre todo para aquellos que padecen patologías respiratorias crónicas, serían algunos tipos de estufas eléctricas, las losas radiantes, los radiadores y los calefactores que cuentan con sistema de cámaras de combustión cerradas con evacuación externa de los gases generados producto de la combustión”.

 

Calefaccionar con precaución

 

Lo recomendable es que los ambientes estén templados, bien ventilados y asoleados, que disminuye los ácaros de polvo y mantiene la temperatura; es necesario verificar que todas las fuentes de calor funcionen correctamente, siguiendo las instrucciones de los fabricantes para la puesta en marcha y en el manejo de los dispositivos.

Cuando se usan determinadas fuentes de calor, hay que tener en cuenta que tengan una adecuada salida al exterior y de no ser así, tener la precaución de abrir una ventana cada cierto tiempo, para ventilar el habitáculo donde se encuentra. También se aconseja apagar la calefacción por la noche y ventilar la casa antes de encenderla por la mañana.

Otra recomendación es limpiar regularmente los filtros del aire acondicionado: este dispositivo es uno de los que más reseca el ambiente y las mucosas, además de reunir distintos agentes en los filtros que es importante limpiar con regularidad. Asimismo, hay que evitar fuentes de combustión que generan residuos, como el humo del cigarrillo, sahumerios e inciensos.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y se aplican la política de privacidad y los términos de servicio de Google.