Cómo fue que Alemania pasó de modelo de lucha contra la pandemia a estar en problemas

Susanne Herold, especialista en infecciones pulmonares del Hospital Universitario de Giessen, en Alemania, no está pensando en la Navidad. Aunque su hospital tiene ocupadas apenas 50 de sus 150 unidades de terapia intensiva, solo tiene personal para atender a unas 100, o sea que, en los hechos, la UTI está colmada.

“Está muy complicado”, advierte Herold. Cuatro de los 12 médicos de su equipo están en sus casas infectados con coronavirus.

Por más que a principios de noviembre muchos países europeos impusieron cierres y cuarentenas para intentar desacelerar el imparable crecimiento de los casos y aliviar al sistema de salud, Alemania optó por “sugerir” una “cuarentena light”: cerró los salones interiores de los bares y restaurantes, pero dejó abiertas las peluquerías y casi la totalidad del resto de los comercios y servicios al público. Y las restricciones se relajarán aún más en gran parte del país durante la semana de las Fiestas.

De hecho, los contrastes en las distintas partes de Europa ya son notables. En Francia, donde el confinamiento es tan estricto que la gente tiene que llenar un formulario para salir de su casa y todos los negocios no esenciales están cerrados, el número de casos se derrumbó de más de 50.000 por día a principios de noviembre a unos 10.000 actualmente.

Y aunque el crecimiento exponencial en Alemania se frenó, el número de nuevos casos diarios se resiste a bajar, y se mantiene por encima de los 20.000 nuevos positivos por día.

Un grupo de personas en la fila para ingresar al shopping KaDeWe, en Berlín

La situación se revirtió para Alemania, que había sido levantada como ejemplo por su mesurada respuesta a la primera oleada pandémica. Y algunos expertos dicen que aquel éxito inicial sería la causa del actual padecimiento, porque la gente no se siente insegura y se toma a la ligera las restricciones.

Además, como Alemania es una federación descentralizada de estados, es difícil acordar la aplicación de medidas a nivel nacional, a lo que se suma la historia dictatorial del país y la incomodidad que genera en la población cualquier sesgo autoritario.

“Por más que Alemania parecía tan exitosa y era tomada como ejemplo por muchos, siempre supimos que solo estábamos frente a una determinada ventana temporal”, dijo esta semana Lothar Wieler, director del Instituto Robert Koch de Alemania, el organismo federal responsable del control de las enfermedades infectocontagiosas. “En este momento, no estamos pudiendo bajar el número de nuevos casos. La situación es muy exigente”, añadió.

Alemania tiene actualmente un índice de nuevos contagios per cápita más alto que cualquiera de los cinco países más grandes de Europa, excepto Italia, donde las restricciones sin embargo han generado un descenso de casos diarios cercano al 40% desde el pico de noviembre.

El Italia, las personas que están en “zonas rojas” solo puede salir de su casa para ir a trabajar, abastecerse de comida y por razones médicas, y todos los comercios no esenciales permanecen cerrados.

Intensas y cortas

“Si sopesamos todo, la solución que sale ganando es la de cuarentenas intensas y cortas“, dijo Dirk Brockmann, profesor del Instituto de Biología Teórica de la Universidad Humboldt, en Berlín, que se dedica a hacer modelos proyectivos de la pandemia. “Me parece que lo de Alemania es algo cultural, no ser demasiado drásticos, por más que hubiera sido la decisión correcta”, agregó.

A pesar de haber tenido tal vez las restricciones más laxas de toda Europa desde un principio, Alemania también tuvo uno de los movimientos anticuarentena más furibundos y ruidosos del continente. La canciller Angela Merkel ha dicho que mantener la economía y las escuelas en funcionamiento es prioritario. mientras aguante el sistema sanitario.

Pero arrear a los líderes de los 16 estados federados del país para que acuerden tomar medidas más duras no está siendo fácil. A pocas semanas de iniciarse la “cuarentena light”, Merkel quiso impulsar restricciones más fuertes, pero no logró forjar un acuerdo con los líderes regionales, que tienen la palabra definitiva.

El miércoles pasado, después de un encuentro donde los lideres regionales eligieron seguir como hasta ahora hasta el 10 de enero, Merkel señaló que Alemania todavía estaba muy lejos de alcanzar su objetivo de 50 nuevos casos cada 100.000 habitantes durante un período de 7 días. Actualmente, esa cifra es de 134.

Pero al ver que en otros países los casos están a la baja, algunos políticos ya dejaron entrever la posibilidad de restricciones más duras. Markus Söder, jefe de gobierno del estado de Baviera, dijo que “en algún momento, en Alemania habrá que decidir si nos ponemos más estrictos”.

Fuente: The Washington Post

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