Cómo evitar problemas respiratorios por el uso del aire acondicionado

Una de las formas para luchar contra las altas temperaturas, que parecen haber llegado para quedarse es a través del encendido del aire acondicionado. Este artefacto fue inventado para mejorar las condiciones climáticas de nuestro ambiente interno.

Generalmente sucede que después de meses de tenerlo apagado, de un día para otro, ante la necesidad de aire fresco, lo encendemos. El aire que sale de los acondicionadores se mueve a través de conductos y rejillas de ventilación, arrastrando todo el polvo acumulado, y llega a un ambiente cerrado, donde pueden circular virus, hongos o bacterias.

El aire acondicionado siempre está en la mira y la pregunta frecuente en la consulta siempre es “¿podría ser alérgico al aire acondicionado?” La alergia al aire acondicionado como tal no existe. Su uso inadecuado sí produce síntomas y los que más sufren son las personas alérgicas, ya que tienen su sistema inmunológico afectado genéticamente. Y además al ser vulnerables pueden tener mayores congestiones porque pequeñas partículas como el polen, ácaros y otros contaminantes pueden quedar atrapados en los filtros del aire y cuando se encienden, son liberados al aire ambiental.

 

Efectos negativos del aire acondicionado

 

Problemas respiratorios, que afectan la nariz, garganta, laringe, bronquios produciendo obstrucción nasal, crisis de estornudos, tos, garganta seca, broncoespamos.

 

Alergias: el uso de aire acondicionado podría empeorar a los pacientes alérgicos, y a otros podría protegerlos, en especial a los sensibles a los pólenes, o contaminantes del aire.

 

Letargo: a pesar de que está diseñado para brindar confort, animarnos, refrescarnos, en los días de altas temperaturas, puede dar un efecto contrario, hay trabajos que avalan acerca de esta lentitud que puede provocar.

 

Ojo seco: puede causar picazón e irritación y en algunas oportunidades puede producir visión borrosa, y el problema puede empeorar cuando se pasan largas horas en ese espacio acondicionado.

 

Enfermedades infecciosas: puede secar el moco, y en ausencia de moco protector, aparece la vulnerabilidad ante la presencia de virus, bacterias.Infecciones.

 

Sudoración sensación de inestabilidad: ante los cambios bruscos de temperatura frío al calor o viceversa, puede suscitar alguna reacción vagal, es una respuesta exagerada del sistema nervioso autónomo, en especial en personas grandes.

 

Dolores de cabeza: por embotamiento cuando se transcurren varias horas en el ambiente acondicionado.

 

Deshidratación: cuando el aire acondicionado aspira demasiada humedad en la habitación, y cuando la temperatura se ajusta demasiado baja, el ambiente está muy fresco y no se pierde la necesidad de beber agua.

 

Consejos para evitar enfermedades por culpa del aire acondicionado

 

– Mantener la temperatura entre los 24 y 26°C

 

– Durante las noches no se recomienda que la temperatura ambiental esté por debajo de los 25°C (evitando la aparición de los efectos irritativos de la vía respiratoria superior e inferior)

 

– La humedad relativa se debe mantener entre los 30 y 70% y más favorable aún entre los 45 y 65%

 

– Se debe renovar el aire por ventilación natural

 

– O usar ventiladores como opción de confort

 

– O programar control remoto de por medio, directamente al modo ventilación

 

– El flujo del aire no debe llegar directamente a las personas

 

– Tener a mano una manta, porque durante la noche la temperatura corporal desciende, en especial en bebés y personas grandes

 

– Los aparatos deben estar en condiciones óptimas, revisados por técnicos especializados, antes de su encendido

 

– Es necesaria la limpieza de los sistemas de ventilación y climatización (revisar filtros)

 

– En el caso de el aire acondicionado de los vehículos, dejar primero unos minutos las ventanillas bajas, que el mismo se ventile. También deben revisarse los filtros.

 

– Evitar los grandes contrastes entre exterior e interior ya que los grandes contrastes de temperatura no son nada saludables

 

– Y entre otras cosas también recordar que por cada grado que se reduce la temperatura aumenta un 8% el consumo energético. Y que el funcionamiento constante de los aparatos contribuiría al calentamiento de la atmósfera, por lo que algunos países ya regulan su funcionamiento.

Infobae

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