Cómo detectar si un niño va a quedar o no sordo

Del 18 al 22 de julio, se celebró la XXII semana nacional de Lucha contra la Sordera, período destinado anualmente a fortalecer la detección temprana de hipoacusia. La importancia de advertir esta afección en los recién nacidos, radica en que aumenta las probabilidades de evitar posteriores alteraciones lingüísticas, sociales y cognitivas en la niñez. El Observador dialogó con la Lic. en Fonoaudiología Daniela Vales, quien al respecto señaló: “El 50% de las sorderas congénitas no tienen antecedentes, por lo que es difícil darse cuenta si un bebé está oyendo o no en los primeros meses de vida. Los exámenes físicos tampoco bastan para poder descartar un déficit auditivo y justamente por ello, resulta fundamental antes del tercer mes, practicarle al neonato el test de otoemisiones acústicas, que es un estudio avalado por el Ministerio de Salud de la Nación, para la detección precoz. Es un examen simple, sin medicación, no invasivo, que tarda 5 minutos en realizarse y el único requisito es que el bebé esté tranquilo y dormido”.

En el oído interno existen unas células llamadas cocleares o “sensoriales”, que tienen la característica de transformar el sonido que reciben del exterior en impulsos eléctricos, que instantáneamente serán trasmitidos al cerebro a través del nervio auditivo. Además, una parte de dichas células tienen la propiedad de producir sonido, ya sea espontáneo o provocado por un estímulo acústico. Esos sonidos que nacen en el oído son denominados “otoemisiones”, lo cual es posible detectar para determinar si existe un cuadro de hipoacusia o sordera. El instrumental que se utiliza para este tipo de estudio se compone de una sonda acústica, 2 micrófonos y un parlante, al cual se le agrega un cabezal de goma diseñado para que se adapte al conducto auditivo externo al colocarlo. La profesional destacó que existen factores que pueden predisponer a que un bebé padezca trastornos auditivos. “Se consideran de alto riesgo los casos donde la mamá haya sufrido enfermedades como toxoplasmosis o rubéola durante el embarazo. También cuando se trata de nacimientos prematuros y el bebé tiene bajo peso, más aún si es menos de un kilo y medio. Otra causa puede ser que un chiquito haya tenido que estar con respirador artificial por más de 5 días y en general cuando padecen enfermedades graves en los primeros meses de vida. Estos bebés merecen tener un seguimiento, ya que pueden desarrollar una sordera en ese momento o en los meses posteriores. Las estadísticas indican que 3 de cada 1.000 recién nacidos presentan un grado de hipoacusia, por lo que siempre los pediatras aconsejan el estudio de otoemisiones, que posibilita tratamientos desde muy temprana edad”, sostuvo la licenciada.

Conductas indicadoras de una posible hipoacusia:

De 0-6 meses: Cuando los bebés no se asustan con ruidos fuertes. No se tranquilizan con la voz de la madre y no emite sonidos guturales o balbuceos para llamar la atención.

De 6-12 meses: Cuando no juegan con sus vocalizaciones y no se orientan hacia sonidos cotidianos.

De 12-18 meses: Cuando no dicen “papá” ni “mamá” y no son capaces de señalar objetos cuando se le nombran.

De 18-24 meses: Cuando no prestan atención a los cuentos o al diálogo directo. No comprenden órdenes sencillas ni identifican su nombre al llamarlos.

Es muy importante que los papás estén alertas al desarrollo de los sentidos de su hijo y a la manera en que van respondiendo a los estímulos. La deficiencia auditiva priva al niño de experiencias acústicas que no sólo van a incidir en las aptitudes lingüísticas posteriores, sino que pueden generar un desajuste afectivo emocional, a causa de la falta de anticipación a las situaciones del mundo exterior. “Cuanto antes se pueda detectar un posible cuadro, mayores van a ser las oportunidades de que ese niño desarrolle correctamente el habla y el lenguaje corporal. Un pequeño que comenzó a oír tarde, ve alterada su vinculación con el entorno que lo rodea, porque sus aprendizajes se encuentran retrasados y eso a futuro, le traerá consecuencias en lo social, intelectual, cognitivo y educacional. Muchas veces las sorderas no son tan profundas, pasan desapercibidas y recién son detectadas cuando el chico comienza a ir a la escuela. Si bien se puede tratar en esa etapa, mejores resultados se obtienen a más temprana edad”, expresó Vales.

 

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