El “Síndrome de Túnel Carpiano” está siendo diagnosticado cada vez con mayor frecuencia en los consultorios médicos de todo el país y sube posiciones en el listado de afecciones detectadas en las consultas traumatológicas. Se presenta habitualmente en personas de 30 a 60 años, siendo la sensación de calor, adormecimiento, hormigueos, entumecimiento e incluso calambres en los dedos de las manos, los principales indicios del desarrollo de la enfermedad. Los mismos tienen lugar mayormente por la noche, al punto de interrumpir el sueño, sintiendo la necesidad de “despertar” la mano sacudiéndola. Sucede que el nervio mediano, proporciona sensibilidad y movimiento a la región palmar de la mano. El área de la muñeca por donde dicho nervio ingresa a la mano, se llama “Túnel Carpiano”, que es básicamente un conducto inexpansible, formado por un ligamento y los huesos pequeños de base de la mano, por donde pasan los tendones que flexionan los dedos. En ciertas ocasiones, el engrosamiento de los tendones irritados u otras inflamaciones locales, estrechan este espacio limitado, comprimiendo así al nervio mediano, lo cual provoca dolor o alguno de los síntomas mencionados. Existen distintas creencias respecto de las causas de esta enfermedad. Sin embargo sólo ha podido comprobarse que algunas personas que padecen este problema presentan desde su nacimiento un túnel carpiano más pequeño y que el uso prolongado de herramientas manuales que vibran, favorece el desarrollo de la afección. En un primer estadío, los síntomas se manifiestan durante la noche, en una o ambas manos y con el paso del tiempo, comienzan a aparecer estos malestares también durante el día. En general, impacta en primer lugar a la mano hábil, aunque no tarda en afectar ambos miembros en personas con diabetes u otros trastornos metabólicos, quienes son más propensos a padecer esta afección. En cuadros avanzados, los pacientes pierden la sensibilidad al punto de no poder distinguir entre algo frío y caliente a través del tacto. Tampoco son capaces de reconocer objetos a través del uso exclusivo de este sentido. La capacidad de realizar tareas manuales delicadas se recienten sustancialmente, principalmente las que implican precisión, como coser, prenderse los botones o atarse los cordones, embocar llaves en cerraduras, escribir mensajes de texto, entre otras actividades cotidianas.

Si bien no se puede generalizar a cualquier dolor en la mano como Síndrome de Túnel Carpiano, esta afección es la neuropatía por compresión más común y una de las principales patologías incapacitantes durante la edad laboral. Por esa razón, es fundamental alcanzar el diagnóstico tempranamente, para iniciar el tratamiento adecuado. Ante la presencia de síntomas, el médico hará un examen físico detallado de la sensibilidad y la fuerza, sumado a algunas pruebas específicas, que orientan hacia el diagnóstico preciso. Se solicitan pruebas rutinarias de laboratorio y radiografías, para determinar algunos indicadores a tener en cuenta, como diabetes, artritis y/o fracturas. La confirmación suele darse a través de estudios electrodiagnósticos, que permiten evaluar la conducción nerviosa y establecer el sitio de compresión del túnel carpiano. En casos especiales, los especialistas requieren una ecografía o resonancia magnética, para conocer en profundidad la anatomía de la muñeca.

Todo tratamiento comienza con la prescripción de reposo de la mano y de la muñeca afectada y la utilización de una férula (dispositivo de distintos tipos de materiales que aseguran la inmovilización de la zona afectada), para evitar la flexión de la muñeca, especialmente por las noches, que es cuando se acrecientan los síntomas. De existir una inflamación, se recomienda la aplicación de frío localizado, para disminuir la presión del nervio mediano. De acuerdo al cuadro clínico general, el médico prescribirá un tratamiento farmacológico, que incluye antinflamatorios no esteroides, vitamina B6 y corticosteroides. Para una óptima recuperación, los ejercicios de estiramiento y fortalecimiento pueden ser beneficiosos, siempre que estén supervisados por un fisioterapista. La cirugía es una alternativa para quienes atraviesan períodos de sintomatología grave o la enfermedad resiste a los tratamientos previos durante un período considerable. La intervención quirúrgica tiene como finalidad descomprimir el nervio mediano. Se emplea anestesia local o regional, para que el procedimiento sea ambulatorio. En los últimos años, la mayoría de los tratamientos quirúrgicos han sido endoscópicos, dado que permiten llevar a cabo la descompresión del nervio mediano realizando sólo una o dos incisiones mínimas, menores a un centímetro. No obstante, aunque los síntomas se pueden aliviar inmediatamente después de la cirugía, la recuperación total del túnel carpiano puede tomar meses. Independientemente del tratamiento practicado, una vez que el paciente se cura definitivamente, es inusual la recurrencia del síndrome.