Cómo, cuándo y por qué hablar con sus hijos sobre el tema sexo

Que los padres hablen con sus hijos sobre temas que tengan que ver con sexo, fue durante cientos de años un tema tabú. Después de la revolución sexual de los años 60 en el mundo occidental, la aparición de la televisión hogareña, del Sida, Intenet, etc. crecieron en forma exponencial enfermedades y embarazos no deseados. Esto llevó a que en la mayoría de los países, comenzara a hablarse estos temas en las escuelas y que los gobiernos tomaran cartas en el asunto, mediante leyes. No obstante, muchos chicos presentan muchas dudas, las cuales pocas no son disipadas antes de que comiencen a tener relaciones sexuales. No es fácil para muchos padres hablar con claridad y sencillez de algo tan importante como la sexualidad, pero es posible y necesario, para evitar problemas futuros. Canal 6 y El Observador, dialogaron con la Licenciada en Psicología Vanesa Bolenberg, acerca de las pautas que los papás deben tener en cuenta para hablar con sus hijos de estos temas, sobre lo cual comentó: “La cuestión de la sexualidad comienza en el nacimiento y se extiende hasta la muerte. La definición del género en un bebé, si es nena o nene, ya es una introducción a todo el recorrido que vendrá después. Como no hay edad para ser un ser sexual, tampoco hay edad para que los chicos hagan preguntas y hay que estar preparados y sin temores para responderlas. Obviamente que los interrogantes aparecen a medida que ellos van descubriendo nuevas cosas. No es lo mismo las preguntas de un chico de 3 años que las de un adolescente de 15. Igualmente, sin importar la edad de los hijos, a los padres les asusta hablar con ellos sobre sexualidad, es como que se sienten amenazados, con vergüenza y tiene que ver con que la mayoría de ellos nunca habló con sus padres de estas cosas. No hay que descansarse en la idea de que todo se lo enseñará la escuela. Algunos papás utilizan esta excusa de pantalla protectora, para no tener que enfrentar la situación y eso no es saludable para el niño o el joven”. Sabido es que la Ley 26.150 establece la enseñanza de la Educación Sexual Integral con carácter obligatorio en los jardines de infantes, las escuelas primarias y secundarias de todo el país, sean de gestión pública o privada. Dicha legislación fomenta el desarrollo de talleres destinados a las familias de los alumnos, ya que es fundamental que los padres acompañen ese aprendizaje responsable. “Lo importante del contexto familiar son los lazos de afecto que se generan, crear un clima de confianza hace posible que todos tengan una buena disposición para escuchar y comprender. La Educación Sexual Integral no es sólo hablar de relaciones sexuales, sino que es mucho más que eso, porque tiene que ver con aprender a expresar emociones, sentimientos; reconocer y respetar valores como la amistad, el amor, la solidaridad, la intimidad propia y ajena; saber cómo cuidarse y cuidar a la otra persona. Habitualmente los padres concurren al consultorio cuando les hacen esa pregunta candente ‘¿Cómo hacerlo?’. Podríamos decir que se habla en demasía y se muestra muchísimo en relación al sexo, pero no siempre vinculado al amor y es en ese punto y en ese sentido que los padres tienen mucho para aportar. Les podemos decir que la relación sexual es un encuentro íntimo, corporal y emocional en la pareja. En ese encuentro, las personas unen sus cuerpos de una manera especial y expresan sus sentimientos, deseos y emociones”, dijo la profesional.

Una de las primeras cosas que inquietan a los más pequeños son las diferencias corporales entre nenes y nenas, situación sobre la que Bolenberg explicó: “Hay que llamar a las cosas por su nombre (pene, vagina, relaciones sexuales, etc), eso es fundamental. No hay que ponerle apodos o nombres sustitutos. El mismo criterio cuenta para otras respuestas, como que los chicos vienen de los repollos o que se le hace una cartita a la cigüeña. Los chicos ya no creen más en esas mentiras. Toda conversación debe empezar preguntándole al niño o adolescente, qué ha escuchado al respecto, qué se comenta entre sus amigos y qué dudas tiene. Hay que saber qué nivel de información ha incorporado, como para corregirle aquellas cuestiones que no son así y para saber cómo hablarles. Si un padre inicia el diálogo con un cuento y el chico lo detecta, termina horrorizado y nunca más hablará al respecto ni tomará en cuenta lo que le digan sus progenitores. Yo tenía un profesor en la facultad, que decía ‘si se puede responder de menos mejor’, porque de esa manera el chico sigue sosteniendo la curiosidad que lo impulsa a seguir investigando sobre el tema y a ir descubriendo a la medida que mentalmente está preparado”.

Alrededor de los 4 años, los niños juegan a levantarle la pollera a la abuela o a meterse debajo de la mesa para espiar a la gente que está sentada. Esas son buenas oportunidades para conversar, sin enojarse, sobre la propia intimidad y el respeto por la de los demás. Es el momento para explicarles cuáles son las partes íntimas y que sólo ellos o quienes los cuidan pueden ver o tocar, siempre que sea por razones de higiene o de salud. A esa edad también empiezan a sentir pudor o vergüenza y no quieren que otros los miren desnudos, por eso piden poder ir al baño o vestirse solos. Es fundamental respetarles esos espacios de intimidad, porque ayuda a que se sientan más independientes y aprendan a hacer respetar su cuerpo. “Hoy más que nunca es necesario hablar y lograr que los chicos entiendan que hay zonas privadas que no tienen que ser exhibidas ni tocadas por extraños. Se les debe decir que las caricias y esas manifestaciones de afecto van de la mano con el amor y con cosas que irá sintiendo cuando sea grande. Ayudarles a entender la relación que debe existir entre sexualidad y sentimientos, hará que se desarrollen sanamente, que exijan ser bien tratados y llegado el caso, no sufran presiones para tener relaciones sexuales si es que no quieren. Deber estar formados para saber decir ‘no’ a las relaciones de pareja violentas, entre otras cosas”, sostuvo la psicóloga.

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