Cómo bajar kilos sin morir en el intento

Al acercarse la temporada de verano, mujeres y hombres de todas las edades empiezan a priorizar el cuidado de su imagen. Las prendas más livianas hacen notar esos kilos demás que se acumularon durante el invierno, pero no es saludable restringir abusivamente la ingesta de todo tipo de alimentos para bajar de peso rápidamente. El Observador dialogó con la Lic. en Nutrición Adriana Stremel, quien al respecto señaló: “Lo primero que hay que tener en cuenta es que en 2 meses no se pueden perder los kilos que habría que haber bajado durante un año. Si bien el metabolismo de cada persona será el que indique cuánto es posible bajar, el estándar recomendado es de medio kilo a un kilo por semana. Ese promedio da cuenta de que se está quemando grasa y no que se está usando una restricción demasiado excesiva de energía. Lo ideal es cuidarse durante todo el año, como para no tener que hacer un esfuerzo sobrehumano en los meses de verano”.

La dieta es cómo, cuánto y qué clase de alimentos se deben tomar diariamente para satisfacer las necesidades nutritivas de nuestro organismo. En tanto que la nutrición es una disciplina científica, que estudia y analiza los procesos mediante los cuales nuestro organismo utiliza, transforma e incorpora en sus estructuras una serie de sustancias químicas definidas que forman parte de los alimentos. Asimismo, la profesional explicó: “No se debe bajar de peso en forma abrupta, porque se daña la salud. La dieta debe ser un cambio de hábito, no un sometimiento, ya que sino la persona se cansará de las restricciones y abandonará rápidamente su nuevo plan de alimentación. El problema que esto genera, es que cuando alguien baja muy rápido de peso, al desistir de la dieta vuelve a subir e incluso un par de kilos más de los que tenía antes de comenzar el régimen. Lo que se debe lograr es un acostumbramiento y una adaptación del organismo a una manera sana de alimentarse”.

Por otra parte, Stremel sostuvo que cada organismo tiene un requerimiento energético propio y que por edades se puede consensuar un rango de lo que se gasta diariamente. “Los adolescentes son más activos, de manera que pueden ingerir un poco más de calorías que las personas mayores, quienes habitualmente tienen una vida más sedentaria y el desgaste natural es menor. Promediando, a un adulto se le aconseja una dieta básica de 2.000 calorías, regulándose en más o en menos de acuerdo a la carencia o el exceso de peso que presente”, dijo la nutricionista.

Por ejemplo, en una tabla de calorías: 100 cc. de leche chocolatada, tiene 62 calorías. 100 grs. de vacío: 144 calorías. 100 grs. de mayonesa: 800 calorías. 100 grs. de arroz blanco: 343 calorías. 100 grs. de pan francés: 269 calorías. 100 grs. de pan lacteado: 269 calorías. 100 grs. de manteca: 744 calorías. 100 grs. de dulce de leche: 284 calorías. 100 grs. de papas fritas: 540 calorías. 100 grs. de ñoquis de papa: 246 calorías. 100 grs. de lechuga: 13 calorías. 100 grs. de tomate: 22 calorías. 100 grs. de banana: 85 calorías. 100 grs. de naranja: 42 calorías.

A diario, el organismo necesita unos 50 nutrientes en proporciones determinadas, para lograr la construcción, mantenimiento, renovación y reparación de los tejidos que componen el cuerpo humano, como así también para regular las numerosas reacciones químicas que se producen. No existe ningún alimento completo por sí solo, que reúna estas decenas de nutrientes, excepto la leche materna, por lo que toda persona debe imponerse el cumplimiento de las 4 comidas diarias como mínimo: desayuno, almuerzo, merienda y cena. Se puede agregar una colación a media mañana y otra a media tarde, para no llegar con tanto apetito a la siguiente comida, pero sin disminuir la calidad nutricional de lo que se ingiere como plato principal. En cuanto a esta distribución de ingestas, la licenciada explicó: “Generalmente la gente cuando se pone a dieta evita cenar, pero esa actitud no es saludable, ya que el cuerpo necesita esta última comida. Conviene que sea una cena liviana, pero no un té con galletitas solamente, sino una preparación menos compuesta que el almuerzo. Existen también quienes en el desayuno o la merienda, empiezan a reemplazar el pan por las galletitas. Lo importante es ver qué cantidad se ingiere, porque tanto las galletitas, como las malteadas y tostadas, todas tienen más o menos la misma composición que el pan, sólo que al ser porciones individuales la persona puede controlar mejor cuántas calorías está consumiendo. Ninguna dieta estricta incluye el pan, pero la idea es no reprimirse de todo lo que engorde, sino poder comer variado en cantidades adecuadas, sin limitarse ni excederse”.

Las bebidas son otro factor a tener en cuenta cuando se inicia una dieta, más aún en el verano, dado que eliminar el líquido repentinamente sumado a las altas temperaturas, pueden provocar una deshidratación. “Cuando alguien tiene sed, es porque su cuerpo ya está un 2% deshidratado. Entonces siempre se debe tener una botellita o un vaso a mano, para ir tomando constantemente sin llegar a la sensación de sed. Más aún en la temporada que viene, que es cuando más líquido se pierde mediante la transpiración y cuando más se consume internamente para mantener la temperatura corporal. El agua es la bebida por excelencia. El mercado ofrece actualmente aguas saborizadas, gaseosas y jugos, que suelen parecer naturales, pero habitualmente no lo son, porque aportan calorías, cuando en realidad el líquido sólo tiene la función de hidratar al organismo. Entonces este tipo de bebidas están incorporando las calorías que deberíamos ingerir a través de los alimentos. Finalmente, tendremos un total de energías mucho más alta, aún comiendo poco”, sostuvo la profesional.

Stremel recordó que bajar de peso y gozar de un aspecto saludable implican alimentarse bien y también adquirir otros hábitos, como realizar ejercicio físico, evitar fumar, mantenerse relajado y descansar bien. Asimismo, acerca de este último aspecto aclaró: “Después de comer el cuerpo necesita mucha energía para hacer la digestión, de modo que no es recomendable dormir inmediatamente después del almuerzo o la cena. Ubicarse en posición horizontal, hace que la persona tenga síntomas de acidez o hinchazón, ya que esta postura no beneficia el metabolismo. El sistema digestivo funciona correctamente de manera vertical, donde el alimento realiza el recorrido de principio a fin por la misma ley de gravedad. Tampoco es bueno salir a hacer ejercicios después de las comidas principales. Lo ideal es tomarse un descanso y hacer una sobremesa quietos, como para que el organismo pueda cumplir su función de manera natural”.

 

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