Columna de reflexión: Envueltos en la música…

musicaDesde los tiempos más remotos, la música ha sido una aliada para aquellos que estaban sumidos en la tristeza, soledad o enfrentando situaciones límites. El escenario que prepara la música generalmente transmite imágenes armoniosas, llenas de paz, alegría y entusiasmo, que hacen que el corazón vibre y se renueve. Es más o menos conocido por todos que David, según la Biblia, tocaba el arpa en presencia del rey Saúl para calmar sus crisis de melancolía; que Pitágoras curaba a sus discípulos enfermos cantando; Homero cuenta cómo Ulises calma sus heridas sangrantes a través de cantos.

Sabemos que la música en la sala de espera del médico o del dentista produce un efecto tranquilizante; que la música funcional en fábricas u oficinas donde se realizan trabajos mecánicos, aumenta el rendimiento y disminuye la fatiga de los empleados, entre otras características.

Un grupo de investigadores de la Universidad de Zúrich realizó una revisión de 47 estudios que habían evaluado el efecto terapéutico de la música. Encontraron que sobre un total de mil cien pacientes estudiados, escuchar música antes de la cirugía disminuyó la presión arterial, el dolor, la ansiedad y el ritmo cardíaco en forma significativa en comparación con los pacientes que no la escucharon.

¿Qué decir cuando uno mismo puede generar la música sea que toque un instrumento o bien a través del canto?

Empezar el día y concluirlo con alegría en el corazón, sea cantando o ejecutando música, cambia el humor, el clima de cualquier ambiente y elimina temores. Un antiguo proverbio expresa: “El corazón alegre hermosea el rostro; mas por el dolor del corazón el espíritu se abate”.

Mary Baker Eddy, autora de Ciencia y Salud escribe: “Las melodías y los aires de la música más dulce que se oyen mentalmente superan al sonido de que se está consciente. La música es el ritmo de la cabeza y del corazón”. Ustedes se preguntarán ¿cómo es posible estar rodeados de música, cantando, en medio de tantos problemas y dificultades? La verdadera herramienta que todos tenemos es la fe, la certeza de que todo está bien y en su justo lugar. Y esa actitud es la que ayuda a acompañarnos con el ritmo del Espíritu. Vamos a expresar alegría no cuando las cosas se hayan resuelto sino antes de que se evidencien. Es tener paz para que se manifieste esa paz, es estar bien para que se manifieste el bien en todos sus matices, y es estar felices para que la felicidad pueda acompañarnos en nuestra experiencia. El estrés y las tensiones diarias del consumismo, son elementos que conducen a vivir apurados, sin poder orar, meditar y a estar serenos y confiados. Cantar no significa una salida irreflexiva o irresponsable ante los problemas, sino cantar con el alma, sabiendo que el Supremo, ya está a cargo de cada uno.

Cuánta esperanza da pensar en esto; cada día es una oportunidad para ser libres, felices y sentir una canción de amor en el corazón. Aprender a vivir envueltos en la música y a estar sanos es el reto para hoy mismo. ¿Lo intentamos? (Elizabeth Santángelo, integrante del Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana, en Argentina, y escribe reflexiones desde su perspectiva como profesional de la Ciencia Cristiana). Síguela en Twittter: @elisantangelo1 o en Facebook Elizabeth Santángelo de Gastaldi

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