Columna de reflexión: Compartamos una Navidad diferente

NavidadDesde las épocas más remotas, la conmemoración de la Navidad, generalmente, significa un momento especial para cada uno.

No hay distinción de razas, credos ni ideología política que pueda impedir que en esa fecha haya una reunión de familia, una reunión de amigos, o simplemente conmemorarla desde lo más íntimo del corazón, a solas con los pensamientos.

 

Para muchos puede significar algo profundo desde el punto de vista espiritual, pero paralelamente las fiestas tradicionales, tanto la Navidad como el Año Nuevo, pueden estar envueltos en excesos y desbordes en las comidas, en las bebidas, así como en la preparación social-personal.

 

¿Por qué no reparar en el símbolo que acompañan estas fechas con la inocencia y humildad de un niño? Poder renunciar a gustos personales y caprichosos, que están avalados por un ego que no mide consecuencias y que puede perjudicar y ensombrecer la conmemoración real y verdadera de este trascendental momento.

 

Para otros puede significar estar alejados del bullicio, sentirse solos y deprimidos, y otro sector, al tener que trabajar en estas fechas, y que podrían estar molestos o angustiados porque se encontrarán lejos de sus familiares y amigos.

 

Amar es dar,  sin esperar nada a cambio. Éste es el mejor regalo que podemos preparar para estas fiestas. Una Navidad que rescate valores espirituales. Cuando se descubre el secreto de la felicidad, ésta puede estar basada en un gozo interno, incapaz de malograr ningún momento.

Científicos descubren el ‘secreto’ de la felicidad, basado en la educación, relaciones sociales y familiares, vida sana, poco alcohol y sin tabaco. “Valores como el dinero, la gloria o la belleza no garantizan la felicidad. La felicidad no está ni en un perfume ni en un coche de gran cilindrada”.

Según investigadores de la Universidad de Harvard, la fórmula de la felicidad pertenece a las personas que han recibido educación, mantienen vínculos familiares y sociales fuertes, y llevan una vida sana.

“El estudio también revela que la gente famosa, influyente y adinerada tiene más posibilidades de deprimirse que los menos prósperos, porque se sienten menos satisfechos con la vida. Son más felices aquellas personas que no han perseguido ambiciosos objetivos profesionales pero tienen fuertes vínculos sociales: una buena familia y amigos de confianza”, concluye el estudio.

 

Hay otro aspecto que es tradicional  cuando se piensa en conmemorar la Navidad. Hay una diversidad de platos gastronómicos que componen la mesa navideña, aunque generalmente se sigue la tradición de los países europeos.

Si bien en Latinoamérica estamos en verano, en lo que se refiere a dulces para compartir en la Navidad, se brindan elementos que combaten el frío: frutos secos, turrones, budín inglés y el tradicional pan dulce o Panettone,  así como gran variedad de chocolates.

 

Para la cena de Navidad, hay algunas opciones: platos fríos, como por ejemplo, tomates y huevos rellenos, arrollados de atún, fiambres y quesos, así como también, carnes, pollo, lechón al horno o a la parrilla, aves rellenas y algo que no puede faltar en ninguna mesa es la ensalada rusa.

 

Después de mencionar estos platos tentadores, ser mesurados y mantener el equilibrio es lo mejor de todo, pues de esta manera no hay ningún alimento prohibido ni que caiga mal a nuestro organismo. Preparémonos para estas conmemoraciones: tengamos presente que no es una fiesta exclusivamente para comer o beber.

 

Es el aniversario del nacimiento de un amigo como es Jesús, y como tal, podemos ofrecerle el mejor regalo: un corazón agradecido, un corazón colmado de paz, unidad y respeto por quienes nos rodean.

 

Cada uno puede transformar estos días en una feliz y auténtica conmemoración.

 

Elizabeth Santángelo (Comité de Publicación de la Ciencia Cristiana, en Argentina).

Consultas: [email protected]

Twitter: @elisantangelo1

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