Ciclistas entrerrianos suspenden bicicleteada a Corrientes

A pesar de tener vidas completamente diferentes hay algo que comparten estos hombres desde hace muchos años: su indescriptible pasión por el ciclismo, un deporte que ha tenido un gran auge no sólo en la provincia de Entre Ríos sino también a nivel nacional.

El primer gran sueño de todo ciclista es tener una bicicleta propia, mientras que el segundo anhelo se basa en aventurarse con ella, salir al mundo que nos rodea y conocer nuevos horizontes. Este año, sin un tiempo determinado, el objetivo de los ciclistas ramirenses se centra en un viaje único y sorprendente. Su destino podría ser Itatí. Esta ciudad está ubicada en el Norte de Corrientes, allí está la Basílica de Itatí, que es conocida por tener una de las peregrinaciones más grandes del país.

La expedición aún no tiene una fecha confirmada, puede ser dentro de una semana como después de unos meses. Pero todo tiene un porqué. Los muchachos estaban preparados para salir a la carretera pero la vida hizo que se bajaran de repente y se suban a otra competición: la de la vida misma, de pelearla todos los días por un compañero que se fue. Juan Taborda (45), les dejó un legado a estos ciclistas y dejó su vida por el ciclismo. El equipo deportivo estaba integrado por: Martín González (32), Aldo Fiant (46), Miguel “Aguicho” Márquez (50), Nicolás “Cucho” Méndez (53) y Carlos Barbará (59). Este último es oriundo de Gualeguay. Actualmente, no están pasando por un buen momento después de lo ocurrido en un entrenamiento en Gualeguay pero necesitan todo nuestro apoyo para volver a pisar ese pedal que tanto les gusta y apoderarse de ese manubrio para dirigirse a un destino que Dios les tiene preparado.

El calendario 2011 todavía no está marcado pero están seguros de que algún día regresaran para hacer los ocho días de pedaleo hacia el norte y un día de descanso, el cual será en la ciudad correntina. El recorrido se podría dividir en 8 etapas (ida y vuelta): General Ramírez – El Solar; El Solar – Esquina; Esquina – Bella Vista y Bella Vista – Itatí. En el viaje de regreso el camino será exactamente el mismo. Aproximadamente, atravesarán 1400km de Mesopotamia, de flora y fauna junto a grandes dosis de experiencia y anécdotas. Sacando el metro, arribamos a la conclusión de que es casi la misma longitud de un viaje de egresados, desde nuestra localidad hasta Bariloche.

Al comienzo había diversidad de rutas pero por una cuestión de sentido común eligieron la más corta. Cucho Méndez es uno de los únicos que conoce el camino debido a que tiene familiares en Corrientes. Por su parte, la familia fue un factor importante a la hora de dar el “si”. Ellos son los motivadores en este evento tan exigente.

Asimismo, un viaje de tal magnitud no se planifica de un día para el otro sino que lleva muchos meses organizarlo. Estos valientes jóvenes empezaron a cultivar las ideas de esta hazaña dos años atrás pero tuvieron que enfrentarse a muchos altibajos por diferentes motivos. Fue Martín González, el benjamín del grupo, quien instauró en forma de broma una posible odisea a Itatí. Al principio, se lo comentó a Aldo y después se lo transmitieron al plantel entero. La tesis planteada gustó.

Sin lugar a dudas, estos deportistas no se quedaron sólos como Tom Hanks en El Náufrago sino que decidieron buscar apoyo para concretar el deseado sueño. En una primera instancia, debatieron la temática con el Intendente Municipal, Daniel Kramer, y luego se conectaron con la Secretaría de Deportes de la Provincia de Entre Ríos, especialmente con Julio Goyeneche, Director de la Agencia Entre Ríos de Deportes. Las puertas se abrieron en todas las oportunidades y fueron escuchados todos los pedidos, principalmente lo que respecta al vehículo de apoyo que acompañara a los ciclistas. Dicho automóvil será el que provisione agua, alimentos y ayuda mecánica.

El traslado ciclístico se estaba proyectando a la perfección pero un interrogante floreció en ellos: ¿Cuál es el motivo por el cual lo hacemos? La respuesta no tardó en llegar a sus neuronas. Querían encausar el viaje con un fin benéfico y el mismo era poder ayudar a la Asociación Entrerriana de Ayuda a personas con Fibrosis Quística. Esta enfermedad genética afecta las glándulas exocrinas del cuerpo, especialmente los pulmones y el páncreas, haciendo que se produzcan secreciones espesas que generan un cuadro complejo de salud. Ellos colaborarían en la difusión de la problemática y charlas con especialistas en la materia.

Cada integrante de este dream team ha forjado su pasión por el ciclismo desde su infancia. Con apenas 5 años, como en el caso de Martín, se dieron cuenta que este deporte les cambiaría la vida y que les serviría para la concentración, relajación, circulación sanguínea y para mantenerse en forma, entre otras cuestiones. Pese a no competir de manera profesional, como Lance Armstrong, dejan cada gota de sudor en la ruta y cada pedaleada la hacen con el mejor espíritu deportivo.

Pasó más de un siglo desde el nacimiento del ciclismo, allá por 1817 en Alemania con la creación de la bicicleta (en aquel entonces se llamaba “maquina de correr”), hasta la génesis de esta disciplina en General Ramírez en 1997. En aquel momento, muchas personas se aventuraron en este equipo deportivo pero que con el tiempo fueron apareciendo algunos cambios por diferentes circunstancias.

Actualmente, estos cinco atletas de la carretera están preparados para enfrentar toda clase de retos que se les presenten a lo largo del recorrido. El principal obstáculo no son los autos y camiones que pasen a metros de ellos sino las condiciones climáticas que puedan dificultar la maniobrabilidad de las bicicletas. En unanimidad respondieron que es la lluvia el enemigo con el que no desean cruzarse.

La indumentaria no es la misma que se usa para andar por la plaza sino que es adaptada al cuerpo del deportista, con una textura ideal para la traspiración y la ventilación. La misma es de color blanca y lleva el nombre, grupo sanguíneo junto con la localidad de cada participante. En la parte trasera tienen unos bolsillos para colocar cosas pequeñas. Las remeras fueron donadas por el Hotel La Pausa. Además, llevan puestas unas calzas que cumple con las mismas condiciones anteriormente nombradas.

En lo que respecta al equipamiento, los ciclistas ramirenses hacen hincapié en varios aspectos: buen cuadro, frenos y cambios. Esos tres elementos son vitales en una bicicleta pero sin dejar de lado la calidad del neumático. Infladores, cascos, velocímetro y ojos de gatos componen también una parte del equipamiento indispensable del ciclista. Cabe destacar, que estamos hablando de un “deporte elite”, donde lo económico es un parámetro para practicarlo. Muchos se preguntaran cuanto están cotizados estos velocípedos y la respuesta oscila los $5000 para arriba. Un gasto que sale del bolsillo del deportista.

Describir a este grupo que viajará a Itatí ocuparía muchas páginas pero podemos destacar una unidad intachable junto con un compromiso y una distribución de las responsabilidades de manera tal que cada uno hace lo que tiene que hacer: uno busca el botiquín, otro las frutas y bebidas, y los demás realizan diversas tareas. Son todos muy similares tanto en el rendimiento de ruta como en el carácter.

Este año, sacarán sus chapas de ciclista y mostraran toda su experiencia, pero ante todo demostraran que siguen fuertes, recodando al joven Juan. En trece años, muchas anécdotas han quedado en la memoria. Cucho contó cuando se le rompieron tres rayos antes de llegar a Chajarí; Martín se acordaba del viaje desde Nogoyá a Ramírez, donde una lluvia los sorprendió pero lo más gracioso fue que Ricardo “Sapo” Tessore se anexó al pelotón cuando el agua había cesado; Aldo pensaba en los ciclistas porteños, quienes le preguntaban a Hugo Chort a cada instante cuanto faltaba para que pasen las lomadas en Entre Ríos. Otro que influyó mucho en Ramírez fue el Padre José Decuyper, quien fue párroco de la Iglesia Sagrado Corazón. Él siempre insistía en pensar que no se está cansado y seguir para adelante. Como decía Albert Einstein: “La vida es como la bicicleta, hay que pedalear hacia adelante para no perder el equilibrio”. Gentileza de José Prinsich

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