Chachi Burgos y Arsenal: La historia de un amor incondicional

La gente de Arsenal en el fondo, fuera de imagen están los jugadores envueltos en alegría. La escena es contemplada por nuestra protagonista, Margarita Burgos, simplemente Chachi. Abrazada a su hijo, disfrutan de otra vuelta olímpica.

Los clubes alcanzan grandeza en el tiempo por numerosos factores que apuntalan ese andar sorteando enormes obstáculos que dificultan el camino, más aún en estos lugares de tierras adentro.

Esos factores bien podrían integrar una lista pasando por los jugadores, los propios de la casa y los que llegaron para sumar inundándose por el cariño inusual a los colores. Aparecen obviamente los dirigentes que van tomando la posta y dedican tiempo (que no sobra) para gestionar detrás de las metas. Los hinchas que no abandonan jamás aunque pueden llegar a sentirse molestos en alguna ocasión, inmersos en ese enfado dan vuelta la cara y se van caminando en otra dirección. Pasado el tiempo y el enojo volverán con su amor de toda la vida.

Podríamos continuar desmenuzando el listado de tareas con sus protagonistas, de los conocidos y de los anónimos, cada uno en su función. Dentro de ese abanico existen aquellos que guardan un aura especial para con el club de toda su vida, seres que se brindan por entero por la bandera sin esperar demasiado a cambio, una afectuosa relación que va más allá de un entendimiento, aunque tampoco es preciso que alguien lo entienda porque es tan único como grandioso.

Cada institución da cuenta de ellos pero aquí nos vamos a detener en una persona en especial y en esa historia de unión para con el Club Atlético Arsenal de Viale. Se trata de Margarita Burgos o sencillamente Chachi.

“Mi relación con Arsenal nace a raíz que mi hijo (Fabricio) comenzó a practicar fútbol, fue en 1994. En realidad antes ya estaba más o menos relacionada pero como trabajaba de directora de escuela en Las Tunas, no tenía mucho tiempo para dedicarme”, relata en charla con El Observador.

“Cuando él empieza en el fútbol infantil justo estaba sobrepasando un problema familiar con la pérdida de mi papá que fue un golpe durísimo. Él tenía cáncer y todo el proceso de la enfermedad fue muy complejo, entonces por consejos médicos y psicológicos, tanto para mí como para mi hijo, me señalaron que era una buena alternativa realizar otra actividad y entonces fui ingresando de a poco en Arsenal”, recuerda.

“En 1993 creamos la Subcomisión de Fútbol, ingresé al año siguiente y después continué. Con el tiempo mi hijo dejó de jugar pero ya estaba aclimatada y me gusta ser parte. Seguí cumpliendo distintas funciones, en ocasiones más comprometida en otras un poco menos, pero siempre vinculada al club. Integré comisiones directivas y diversos cargos”, resalta quien hoy lleva cada detalle de los jugadores del plantel Verde que milita en la Liga de Fútbol de Paraná Campaña.

Pasado el tiempo Chachi recibió su jubilación y resultó un momento bisagra: “Ese fue el click. Cuando una se jubila vos pensás ‘¿qué hago?’ y tampoco querés quedarte encerrada en tu casa. Cuando una trabaja afuera toda su vida, necesitás salir y necesitás el contacto con los demás, me considero un ser social y ese contacto con la gente es necesario”.

“Me pareció que lo más cercano a lo que era mi trabajo como docente para saber llegar desde ese lado a los chicos, era el fútbol. Pasaba con los más jóvenes, sobre todo con las categorías inferiores, la Sub 17 o Sub 20 que a veces son menos tenidas en cuenta. Ahí comencé a dedicarme de lleno en esa labor”, añade.

En tiempos donde aún la mujer era observada de otra manera, casi subestimándola en temas futbolísticos, Chachi se fue ganando ese respeto bien correspondido. “Antes no había mujeres en la Liga, llegaba como delegada y muchos no me querían escuchar, entonces tenés que estudiar y estar a la altura para defenderte. Me fui ganando ese lugar y respeto. Hoy recibo muchas consultas, eso quiere decir que algo aprendí”.

Fue secretaria del club durante 12 años y comenzó a trabajar como delegada en la Liga para lo que se preparó estudiando toda normativa que rodee el ambiente o se vaya incorporando con las últimas renovaciones.

SIMPLEMENTE FÚTBOL: “Fui hija única y muy pegada a mi viejo, entonces siempre estuve escuchando o viendo fútbol. Eso lo tengo desde siempre. Me gustó y me gusta”, subraya. “Hoy me siento dirigente del fútbol, obvio no soy la única mujer en el mundo que hace esto, pero yo lo tengo como mi cable a tierra, como un motor para seguir funcionando porque soy una mujer grande. Mi hijo viene siendo ayudante de los últimos cuerpos técnicos, ahora está con José Mancuello (DT de Primera), entonces los dos estamos en esto. El domingo no lo contamos, planeamos todo alrededor de cuáles son los días libres”, cuenta.

En un ambiente reinado por la pelota y con un certamen que tiene sus importantes paréntesis de inactividad, esos domingos sin cancha se tornan extraños: “Nos da un poco de melancolía cuando no hay fútbol en Paraná Campaña. Tenemos tan asimilado que los domingos sean para el fútbol que resulta muy raro cuando no lo hay. En pandemia veíamos las ligas de Europa, lo que fuera porque acá no había nada, no había otra cosa. Por ahí enfocaban a los equipos saliendo a la cancha por el túnel y ese sonido de los botines contra el piso te trasladaba imaginariamente a los domingo de fútbol, es un sonido especial”.

Son casi 30 años de pasión y afecto por el club, atravesando historias y momentos de los más diversos. “Durante todo este tiempo mucha gente estuvo trabajando por Arsenal, siempre vamos conformando equipos para realizar distintas tareas. Recuerdo que cuando comenzamos conformamos esa Subcomisión de Fútbol Infantil la que fue la primera de la institución y no teníamos prácticamente nada, ediliciamente todavía no se había hecho demasiado. Había una piecita vieja donde hacíamos fuego en el piso y las mujeres cocinábamos las tortas fritas, hoy ha crecido muchísimo gracias a tanta gente. Conozco la vida y la historia del club desde hace décadas y décadas, pasamos etapas muy complicadas, atravesamos momentos de los no tan buenos, perdimos finales hasta que llegaron los años felices”, especifica.

EL GRITO SAGRADO: “Primero hay que saber sufrir, después amar”, dice el brillante tango “Naranjo en Flor”. Coincidencia quizás con lo que vivieron los de barrio Arroyito al perder varias finales antes de la consagración. En 1991 fueron superados por Atlético Hasenkamp, en 1998 no pudieron con Unión Alcaraz y al año siguiente volvieron a caer en un duelo definitorio con Viale FBC, ni más ni menos.

Casi una década debió pasar para que el Verde estuviera detrás de una nueva ilusión como sucedió en 2008, año de su primer título.

Para Chachi no hay dudas que aquel momento fue uno de los más grandiosos y felices que vivió en el club. “Yo siempre decía que Arsenal, como muchos clubes, empezó de muy abajo y cada logro era celebrado, logro en el sentido de crecimiento institucional. Después venía lo deportivo y estaba esa espina de no poder salir campeón perdiendo las finales, hasta que llegó el 2008”, introduce a su relato.

“Estaba en el cargo de secretaria y todo lo que rodeó a aquella final, lo tengo muy presente. Me quedó grabado a fuego. La semana previa a ese 5 de octubre en la final contra Atlético María Grande, había mucho nerviosismo, ansiedad, las horas no pasaban más. Ese domingo nos levantamos temprano porque era un hermoso día, salías a la vereda con el mate y donde mirabas habían autos decorados con los colores, globos, banderas, entonces sabías que iba a ser una fiesta y por dentro pensabas ‘tiene que ser hoy’”, precisa.

Arsenal pintó su primera estrella en cancha de Unión Agrarios Cerrito, en un duelo decisivo ante María Grande con una concurrencia récord de público. “Esa tarde no entraba más nadie, era impresionante la cantidad de gente. Llegó la victoria y fue un desahogo increíble, una felicidad inmensa, el día de mayor alegría. Obviamente que todos los títulos tienen una enorme importancia, el ascenso mismo fue histórico, pero aquel campeonato por haber sido el primero, tuvo ese valor único y lo recuerdo como si hubiese sucedido ayer mismo”.

LA ANÉCDOTA: Posterior al partido decisivo de aquella final, se vivió un particular momento que Chachi se encarga de traerlo al presente: “Habíamos jugado con Atlético en cancha de Cerrito, luego cada grupo de hinchas debía emprender el regreso a su ciudad. La gente de María Grande volvía por una ruta interna mientras nosotros debíamos ir por la ruta 32 que pasa por el ingreso a María Grande. Cuando estábamos llegando a ese acceso, empezamos a ver un montón de autos y gente de Atlético. Yo venía en contacto con el jefe del operativo policial y me indicó que ante cualquier episodio me comunicara, entonces aquel movimiento nos llamó la atención. Íbamos llegando, tomé el teléfono y los que estaban ahí nos empezaron a saludar y aplaudir mientras pasábamos. Recuerdo que estaban Lili (Franco) y Pepe (Ciarroca), grandes amigos que me dio el fútbol como en muchas otras partes, junto a la gente misma de Atlético que saludaba nuestro paso. Eso no lo viví nunca ni tampoco lo vi en ningún otro lado, fue hermoso e inolvidable. Después la llegada a Viale fue una locura, cola y cola de autos esperando en el acceso, interminable, fue impresionante. Ese día me ha quedado grabado a fuego”.

ARSENAL: “Yo siempre digo que muchas veces uno tiene que devolverle algo a la vida agradeciendo a Dios. En Arsenal encontré quizás esa forma de agradecerle a Dios lo poco o mucho que me ha dado, también es un motor que te hace seguir porque estás en contacto con la gente, cada torneo es nuevo y hay que estudiar los reglamentos, las reglas y demás, te hace sentir activa”, subraya. “Arsenal me ha dado mucho y yo intentó brindarle lo mejor de mí, eso me hace muy bien”, afirma.

Margarita Burgos, o simplemente Chachi, es sinónimo de Arsenal pero es también sinónimo de fútbol en Paraná Campaña. “No me siento más que nadie, hay muchas otras personas más importantes que yo en la historia de Arsenal”, en encarga de acotar con absoluta humildad ante de El Observador. “Hoy hay muchas mujeres en el fútbol y eso es para destacar; hay muchas personas en los clubes que llevan tantos años como yo o más, incluso en Arsenal mismo, a todos ellos mi especial reconocimiento por el trabajo que realizan”, resalta sobre el final de la charla. “Al club quiero agradecerle porque forma parte de mi vida y me ayuda a estar activa y sentirme bien, como dije, es un motor que me llena de energía”, finaliza. 

El Verde de Arroyito atraviesa páginas doradas de su historia. Fue campeón liguista en 2008, 2010, 2012, 2019, 2021 y 2022. También ganó la Supercopa de 2022 y logró el histórico ascenso al Torneo Federal B en 2017. Jugadores, cuerpos técnicos fueron los artífices dentro del campo de juego; pero también los anónimos (entre comillas) de afuera resultaron altamente cómplices de los logros conquistados. Interiormente Chachi lo sabe. Ante su mirada hoy celebran futbolistas que ella misma vio llegar al club de la mano de su mamá cuando niños; los conoce bien a cada uno, ellos le brindan el afecto y el respeto de siempre con la admiración de apreciarla como alguien más de su misma familia.

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Por Mauricio Jacob
Desde Crespo
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