Celibato: ¿Tradición católica, elección de vida o imposición? Opinan sacerdotes de Crespo

papaDías atrás, el Secretario de Estado de la Santa Sede, Pietro Parolin, se refirió a la posibilidad de derogar la obligación del celibato para los religiosos católicos, diciendo que “no es un dogma y se puede discutir”. Además, no dejó de lado la posibilidad de introducir modificaciones sobre otros temas. Estas declaraciones dieron lugar a la apertura del debate acerca de la necesidad de mantener o no esta tradición.

La Iglesia Católica es uno de los credos que más personas nuclea alrededor del mundo. Habría 1214 millones bautizados, es decir, el 17,5% de la población mundial, según los datos del Anuario Pontificio de 2013 referentes al año 2011. El Papa goza en la Iglesia católica de un estatus de jerarquía suprema, poseyendo el primado sobre todos los demás obispos y la plenitud de la potestad de régimen (como se denomina en la Iglesia católica al poder legislativo, ejecutivo y judicial), la cual puede ejercer de forma universal, inmediata y suprema sobre todos y cada uno de los pastores y de los fieles católicos. A pesar de esto, a lo largo de la historia se han recibido distintas críticas, no solo a la figura papal, sino también por los abusos sexuales llevados a cabo por sacerdotes, los privilegios fiscales, los actos realizados durante la Inquisición, entre otros. El celibato no escapa a estas críticas.

La comunidad en general se ha hecho eco de las declaraciones del Secretario de la Santa Sede y, según un relevamiento llevado a cabo por este semanario, “se ve con buenos ojos” la posibilidad de abolir el celibato. Las personas consultadas acuerdan en que debería ser una elección no privativa para ejercer el sacerdocio ya que los seres humanos son seres sociales que necesitan compañía.

El Padre Juan Frank, sacerdote de la Iglesia San José de Crespo, fue consultado por El Observador con respecto a este tema. Afirmó que el matrimonio no está prohibido, sino que el celibato es un compromiso que se asume. “No soy sacerdote por mí, sino porque Dios me llamó. Mi consagración fue para hoy, mañana y siempre. Si trabajo por Dios, Él es el que me da, el que hace, el que bendice, el que convierte, no yo”, afirmó. Según el sacerdote, “no es una creación mía o de la Iglesia sino de Dios. Él busca sus colaboradores aquí o allá para que sean continuadores de la obra de Cristo en el mundo. Por lo que, si Cristo fue célibe, los sacerdotes también tendrían que serlo. Teniendo en cuenta ese fundamento, ese basamento, se entiende perfectamente todo lo demás”. Agrega que al mantenerse célibe, tiene la capacidad de entregarse completamente a su misión en una comunidad entera y no sólo en una pequeña familia. Por otro lado, introdujo a la discusión el aspecto económico ya que la Iglesia no cuenta con recursos para sostener una familia entera y aclaró que, a pesar de lo que piensa el común de la gente, nunca cobró por su labor. La Iglesia San José cuenta con 3 sacerdotes, por lo que existirían 3 familias para mantener con recursos que podrían ser aprovechados por toda la comunidad. El Padre considera que, a pesar de la igualdad y la diversidad, nadie se ama. “Muchos dicen amarse, porque tienen intereses secundarios, para ver qué provecho pueden sacar. No hay amor, hay intereses creados”.

Además, opinó que es un tema que no debe tomarse con tanta liviandad y que las declaraciones emitidas por Parolin, no implican que el Papa vaya a aprobar la destitución del celibato. Para el sacerdote local, es necesario un estudio profundo del tema, que apunte a determinar las consecuencias de un cambio tan importante para el catolicismo. Por último, consideró necesario que “todos estemos a las órdenes del Señor” y que “aceptaría que el Papa encuentre un camino intermedio, aunque yo no lo veo”.

Por el mismo motivo, fue consultado el Padre Rubén Schmidt. El párroco afirma que es necesario ser fiel al mensaje de la Iglesia sacado del Evangelio. Retomando las palabras de Parolin, coincidió en que no es un dogma de fe, sino que es una enseñanza que está en la tradición católica desde principios del Siglo IV con el Concilio de Elvira. En sus inicios, sólo se aplicaba a los obispos para luego extenderse al resto de las autoridades eclesiásticas. Afirma que “el celibato no es contrario al evangelio ni a la palabra, ya que Jesús elogia a los que son capaces de renunciar a todo por el reino de Dios y el mismo apóstol Pablo realiza un elogio a la virginidad”. Y agrega: “no es un invento caprichoso de la Iglesia, sino que es una norma que nace de la interpretación especial de las escrituras”. Para el sacerdote, no debe verse como un acto de renuncia, pero sí como un acto de entrega a Cristo y a la Iglesia con mayor libertad. Por otro lado, considera que aunque haya opiniones favorables para poner un punto final al celibato, los practicantes católicos no ponen en tela de juicio el mensaje de la Iglesia y respetan a la institución y sus tradiciones.

Si bien los sacerdotes no esperan mayores novedades acerca del tema, lo cierto es que la gente sigue expresándose sobre la pertinencia actual o no del celibato. Sin lugar a duda la apertura del debate es importante en una institución tan tradicional como es la Iglesia Católica. Por otro lado, aunque no sea novedosa la discusión sobre este tema, sí lo es la flexibilización del mensaje del Vaticano, que por primera vez habló de cambios sobre esta tradición y de otros temas.