Caso Fernando Baéz Sosa: Cadena perpetua para cinco de los rugbiers acusados

Este lunes 6 de febrero, el Tribunal Oral en lo Criminal N°1 de Dolores condenó a Máximo Thomsen (23), Ciro Pertossi (22), Enzo Comelli (22), Matías Benicelli (23) y a Luciano Pertossi (21), como culpables del asesinato de Fernando Báez Sosa, cometido el 18 de enero de 2020 frente a la discoteca Le Brique en Villa Gesell.

Thomsen, Ciro Pertossi, Enzo Comelli, Benicelli y Luciano Pertossi fueron condenados a prisión perpetua por el delito de homicidio doblemente agravado por homicidio premeditación y alevosía en concurso real con lesiones leves.

En tanto, Blas Cinalli (21), Ayrton Viollaz (23) y Lucas Pertossi (23), fueron “partícipes secundarios” del mismo delito y se les aplicó una pena de 15 años de prisión.

Tras la decisión María Claudia Castro, Christian Rabaia Emiliano Lázzari, el proceso llega a su fin, luego de trece audiencias y 87 testigos, a 3 años y 17 días del hecho.

Termina un caso paradigmático, un hecho que identificó a la sociedad y que lo volvió el expediente más seguido por el público general desde el femicidio de Ángeles Rawson en 2014. La síntesis más lúcida al respecto, de por qué este caso atrapó la atención general, fue realizada por el juez David Mancinelli, el encargado de enviar a prisión a los rugbiers, bajo cuya firma estuvo la instrucción de la causa, a cargo de la fiscal Verónica Zamboni e inicialmente el fiscal Walter Mércuri.

Cuáles fueron las pruebas contra los ocho imputados

Máximo Thomsen fue, sin dudas, el más comprometido. Además del cruce que tuvo con Báez Sosa dentro de Le Brique, y que le valió la expulsión del boliche, lo complican varios videos en los que se lo ve pateando a Fernando mientras está en el piso. Aparte del material audiovisual, distintos testigos, entre ellos Tomás Bidonde y Lucas Filardi, aseguraron haberlo visto dándole “puntinazos” a la víctima y “pisotones”.

Sin embargo, la prueba más determinante en su contra llegó a través de una pericia scopométrica. La misma concluyó que la marca de una pisada en la cara de Fernando se correspondía con el calzado que el rugbier llevaba puesto la madrugada del crimen. “No había posibilidad de error de que fuera de otra zapatilla”, dijo la perito Haydeé Almirón en referencia a las Cyclone negras que, además, tenían sangre de la víctima, detalló Infobae.

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