Carpinteros de Crespo cuentan sobre su trabajo en pandemia

Estuvieron esta semana en el “Centro Periodístico de Entre Ríos”, los carpinteros de Crespo, Oscar Schell, Julio Reisenawer y Silvio Heinzenknecht, quienes en diálogo con El Observador y el programa “Fernando Huck Reportajes” de Canal 6 ERTV, hablaron sobre el presente y futuro del grupo “Carpinteros Unidos de Crespo” y el festejo del 19 de marzo, en que se conmemora el día de este oficio, en honor a San José, padre terrenal de Jesús de Nazaret.

Heinzeknecht, con 30 años de profesión y profesor de Carpintería en la Escuela Técnica de Crespo, comentó que “soy la tercera generación de una carpintería que el mes que viene, cumplirá 100 años. Con mi hermano estamos en el mismo rubro y tenemos máquinas que están desde el comienzo y que siguen funcionando”.

Schell (65 años, 50 en la profesión) contó que “cuando me fui de la casa del campo de mis padres, me establecí en Crespo y comencé a trabajar de carpintero. Arreglaba sillas y demás reparaciones. Empecé sin máquinas, las que fui incorporando con el tiempo. De mi familia, mi abuelo también estuvo en este oficio. Hoy me dedico al servicio de cepillado, moldurado y lijado. Trabajé en el proyecto de los juguetes de madera, en el que habíamos incursionado, hasta que surgió esta posibilidad de hacer un servicio diferente en la provisión de maderas”, sobre lo cual Reisenawer (57 años, 36 en esta actividad) expresó que “en mi caso, hago aberturas, escaleras y me dedico más a los muebles en melamina, que se utiliza mucho por cuestión de costos y tiempos”. 

– Especialistas en madera, aseguran que hay días especiales para el talado de los árboles, para que no pierda la calidad… 

– (Heinzenknecht) Sí, la luna es fundamental: si no está en menguante, no es ideal realizar ese trabajo. La madera se retuerce, se raja, no tiene la misma densidad, color, veta, todo influye y en la calidad del mueble, ni hablar. Un misionero ducho, que sabe de cortes de madera, que viene de 2 ó 3 generaciones en esta actividad, mira la estiva y ve si se cortó en “mala luna”. Además, se aconseja que  se tiene que hacer en otoño y en los meses que no tienen “R”, como mayo, junio, julio o agosto.

– (Schell) No ocurre solamente con la madera, también en la siembra de hortalizas, como el perejil, cebolla, todo tiene que ver con la luna. Me va a dar la razón la gente de campo: para el chorizo, mi padre por más que lloviera, carneaba en menguante y salía un buen producto, sino fallaba, se ponían rancios y feos.

– (Reisenawer) A eso lo aprendí de Don Santiago Glass, quien también era carpinteros. Uno preguntando va aprendiendo estas cosas. En menguante, es cuando la salvia del árbol se contrae.  

– (Schell) Para que conserve su sanidad, debe ser (una vez talado), cortado verde, es decir dentro del mes. Después se puede, pero desafila las herramientas.

– El grupo “Carpinteros Unidos de Crespo”, se presentaba en exposiciones, viajando por numerosas provincias, mostrando sus creaciones: ¿Se podrá reactivar?

– (Heinzenknecht) Fue en un momento de crisis que nos juntamos, buscando el bien común de todos, para lo cual tuvimos colaboración y asistencia del gobierno provincial, porque el planteo era qué hacíamos para combatir ese momento de dificultades. Fue ahí donde surgió la idea de hacer juguetes de madera y muchos padres los elegían para sus hijos, por algún recuerdo que les traía y los chicos quedaban asombrados. Esas exposiciones nos ayudaron por el tema de ventas y a tener contactos, conseguir nuevos proveedores. Encaramos el proyecto, teniendo en cuenta muchos factores, como la utilización de pinturas no tóxicas y usando maderas renovables. Las nativas, tienen un proceso de hasta 200 años, no se pueden reforestar. Ahora los eucaliptos, el pino elliotis, entre otras especies, que se ven en la Costa del Uruguay, se renuevan cada 10 a 15 años y se mantiene la oxigenación del planeta. Habíamos conseguido un contacto de una forestadora de Virasoro (Corrientes), que justamente tenía retazos que le sobraban de los cortes y productos y que a nosotros nos servían para elaborar juguetes didácticos para las primeras edades, elementos para encastrar, autitos, tractores, cosechadoras, aviones, trencitos de madera, mesas didácticas, sillas…

– (Schell) De mi taller, salían hasta 30 variedades entre juguetes y artículos de bazar, porta-mates, soportes de libros. Tengo armarios con muchos juegos elaborados y sería interesante hacerle una donación a alguna escuela…

– (Heinzenknecht) En una exposición que fuimos a Esperanza (Santa Fe), tuvimos la posibilidad de conocer a Paolo Bergomi, presidente de la Asociación Latinoamericana de Diseño”, quien quedó sorprendido con nuestros productos, porque era algo novedoso. En esa muestra se hacían ruedas de negocios y aparecían interesados. Nos dieron la posibilidad de hacer un polo de esa Asociación, llamado “Centro Metropolitano de Diseño”, que en su momento estuvo conformado en la ciudad.

– ¿Hay interés en los jóvenes por esta profesión?

– (Heinzenknecht) Soy docente de Carpintería en la Escuela Técnica. En el ciclo básico se abordan las cuestiones básicas y elementales, para que el chico aprenda a hacer cortes, tomar medidas y vemos que les gusta hacer cosas manuales, están en edad de experimentar, conocer y elaborar productos. Hacen encastres, agujerean, atornillan, muchos chicos se entusiasman, por ahí terminan una banqueta y traen algo de la casa para realizar…  

– (Schell) Hay necesidad de operarios que tengan una formación inicial. A veces, cuando son estudiantes, los chicos son tentados, porque necesitan unos pesos y dejan la escuela lamentablemente antes de terminarla…

– (Heinzenknecht) Siempre se hace hincapié y más que nada en esta época, que no abandonen la escuela. En el “mundo laboral”, si uno no tiene el secundario completo, se le cierran muchas puertas. En la Escuela Técnica trabajan en doble turno, es un esfuerzo, pero tiene su recompensa.

– Es una profesión riesgosa, con accidentes por la manipulación de algunas herramientas. A Oscar le falta un meñique, Julio le falta una parte de la yema de su pulgar.

– (Schell) Hay que aprovechar las vocaciones y dones que Dios nos ha provisto, pero también hay que tener cuidado. Cuando aún vivía el Dr. Goldenbeger, me veía seguido por los accidentes que tenía en los dedos. Y recuerdo que una vez me dijo: “Cuando estás nervioso, pará la máquina, mové algunas maderas o hacé otra cosa y después volvé”. Le hice caso al doctor y de esa manera, pude controlar el tema de los accidentes, que siempre están latentes en este oficio.  

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