Carlos Damin: “El monóxido de carbono produce 200 muertes por año, que podrían ser evitadas”

Más de 2.000 personas se intoxican en el país en cada invierno, por inhalación de monóxido de carbono, de las cuales unas 200 mueren por esta causa, según registros oficiales a nivel nacional. Todos estos casos se pueden prevenir, si se toman acciones como controlar – por un gasista matriculado – los artefactos y ventilar los ambientes. Un relevamiento del Sistema Nacional de Vigilancia, dependiente del Ministerio de Salud de la Nación, indicó que Capital Federal y las provincias de Buenos Aires, Mendoza, Neuquén, Córdoba y Tucumán, son las que tienen más de estos casos. En Entre Ríos, gracias a las tareas de prevención y difusión, se logró disminuir esas preocupantes estadísticas, pero ante la llegada de un nuevo ciclo invernal, se renuevan precisamente las campañas de concientización, para mantener y/o bajar esas cifras.

Carlos Damin, Jefe de Toxicología del Hospital Fernández de B. Aires, aseguró que “el monóxido de carbono produce lamentablemente muchas muertes evitables por año” y remarcó que “el primer síntoma es el dolor de cabeza”. El profesional, en diálogo con Jésica Roth en Diario 6 de Canal 6 ERTV, dijo que dicha sustancia, “no se huele, ni se ve y nos provoca muchos enfermos y fallecimientos. Unas 200 personas mueren por año en Argentina por ese motivo y solamente en el área de Buenos Aires, tenemos anualmente unos 600 pacientes que tuvieron un problema de salud por el monóxido de carbono, que es un gas tóxico, que puede ser letal”.

El médico recordó que “no es una pérdida de gas, sino que es producto del desprendimiento químico, que se genera a través de los calefones, cuando no han sido revisados por un gasista o por las estufas que tienen un mal funcionamiento. También se da, porque a veces la gente usa las hornallas u horno para calefaccionar y esto, es extremadamente peligroso. Si una persona tiene cefalea, dolores de cabeza, náuseas o vómitos, pueden ser signos muy claros de intoxicación por monóxido de carbono. Muchas veces, confunde esos síntomas con otra cosa, pensando que es algo digestivo. El monóxido produce sueño, normalmente se siente frío. Generalmente se recuesta con la estufa prendida y sobreviene la muerte”.

Damin explicó que “las estufas, calefones y pantallas, tiene que producir una llama de color azul, cuando se ve amarillo, es porque se está desprendiendo monóxido de carbono. Ante esa situación, se tiene que hacer revisar inmediatamente el artefacto, con un gasista matriculado”.

 

Prácticas y recomendaciones

 

El Centro de Información, Asesoramiento y Asistencia Toxicológica de Entre Ríos, dependiente del Ministerio de Salud de la provincia, elaboró esta semana un informe que detalla recomendaciones para evitar intoxicaciones por monóxido de carbono, “un enemigo silencioso y mortal que reaparece con las bajas temperaturas y se cobra vidas”.

Las intoxicaciones se dan mayormente en el ámbito doméstico y muchas veces pasan desapercibidas, porque este gas, que se forma por combustión incompleta del oxígeno, no tiene olor ni color y no es irritante. Como lo explicó el Dr. Damin, puede provocar intoxicaciones potencialmente letales y de difícil diagnóstico, ya que arrojan síntomas y signos similares a los de otras enfermedades. Según datos relevados en el Boletín Epidemiológico de la provincia, en lo que va del año se han notificado 14 intoxicaciones por este componente.

 

Medidas a tener en cuenta

 

Todos los artefactos domésticos que funcionen con combustible o gas (estufas, calefones y calderas) deben ser instalados y revisados periódicamente por personal matriculado. Además se debe asegurar que las salidas al exterior estén libres. Las chimeneas del hogar y sus tirajes, deben ser mantenidos y limpiados periódicamente.

Siempre se debe dejar algún espacio abierto, en especial se debe verificar que no esté impedido el ingreso de aire a la habitación mientras esté encendida la calefacción. No se debe usar el horno o las hornallas de la cocina para calefaccionar el hogar y en caso de utilizar braseros o estufas a kerosén, deben apagarse y retirarse al exterior antes de acostarse.

No se deben instalar calefones a gas dentro de los baños y en caso de que ya se encuentren en esa ubicación, llamar a un gasista matriculado y reubicarlos.

Los caños de escape de los autos deben ser inspeccionados regularmente para detectar defectos. No hay que dejar encendidos los motores de los vehículos en sótanos o garajes cerrados. No se deben dejar a los niños y a las mascotas dentro del auto cerrado con el impulsor encendido dentro de la cochera.

Cuando la persona deja de estar expuesta al monóxido de carbono, van desapareciendo los síntomas. Por ejemplo, si siente dolor de cabeza, mareos, náuseas, vómitos o palpitaciones y decide hacerse atender, en el trayecto desde que sale de su casa hasta que llega al centro de salud, va limpiando su organismo con el oxígeno que respira.

La responsable del CIAATER, Analía Corujo, explicó que “el potencial de toxicidad viene dado por el hecho de que las personas tenemos proteínas en la sangre, la principal de ellas es la hemoglobina, que tienen la función de transportar oxígeno a los tejidos, pero si hay monóxido de carbono en el aire, el mismo tiene mucha más ‘afinidad’ y se va a unir primero a la hemoglobina”, por lo tanto, aún con bajas concentraciones de este gas, “podemos tener una intoxicación rápida”.

La toxicóloga indicó que hay edades que son más susceptibles, principalmente en los dos extremos de la vida, pero particularmente en el caso de los bebés. Respecto al tratamiento de intoxicación por monóxido de carbono, señaló que se hace con oxígeno, suministrando la mayor concentración posible y se efectúan análisis de laboratorio para determinar el impacto que puede haber tenido la exposición en los órganos.

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