Cardiólogos advierten por el estado del sistema de Salud

Dirigentes de la “Sociedad Argentina de Cardiología”, de la “Federación Argentina de Cardiología”, de la “Fundación Cardiológica Argentina”, del “Colegio Argentino de Cirujanos Cardiovasculares”, del “Colegio Argentino de Cardioangiólogos Intervencionistas”, de la “Asociación Civil de Cirugía Vascular y Angiología de la Argentina” y del “Colegio Argentino de Cardiología” emitieron un fuerte documento, a través del cual exponen su profunda preocupación “por la desfinanciación del sistema para el sector y su directo impacto en la remuneración de todo el recurso humano, sumado a la aún vigente escasez de insumos médicos, que nos obligan a seguir poniendo en alerta a la población sobre las severas dificultades para el correcto tratamiento de las enfermedades cardiovasculares en el presente… Si algo no debería resignarse en el ejercicio de la medicina, es brindar una atención de la mayor calidad posible. Para ello, un camino es mejorar los procesos de auditoría, pudiendo recabar y analizar los datos de todo lo que sucede en la práctica médica. Se debería poder medir correctamente nuestra realidad cardiovascular en todas las regiones del país, conocer los resultados y las tasas de mortalidad de cada uno de los centros, entre muchos otros indicadores y generar políticas concretas a partir de los resultados. Esto es algo que solo se hace, muy parcialmente, por medio del esfuerzo de las sociedades científicas y algunas instituciones…”.

Desde las mencionadas instituciones expresaron a El Observador que “el sistema de salud que se presuma universal y equitativo, debe garantizar el acceso fácil de las personas al sistema según su gravedad. La inequidad en el acceso al sistema de salud y las prácticas cardiológicas de alta complejidad cada día están más llenas de obstáculos para el paciente y los médicos. Considerando que los recursos son finitos, para contribuir a garantizar que cada paciente pueda acceder a la práctica que necesita, es indispensable tomar decisiones médicas basadas en evidencia, alineadas con consensos internacionales y/o guías nacionales. Sin ánimo de entrar en comparaciones con otras profesiones u oficios, es prácticamente ofensivo lo que se está pagando la consulta médica para alguien que dedicó más de una década a formarse y que tiene que tomar decisiones delicadas sobre la salud de otro ser humano. Los cardiólogos en el país tienen sueldos y honorarios por consultas y prácticas que no están acordes a la importancia que tiene su actividad asistencial en la prevención, diagnóstico y tratamiento de patologías cardiovasculares… Hoy es mucho más costosa una ecografía o resonancia magnética, que una consulta médica con una eminencia en alguna especialidad… Décadas atrás, uno se recibía de médico con la tranquilidad que si se esforzaba iba a poder garantizarse una buena calidad de vida para su familia. Hoy la situación es muy diferente: hay un serio desgrane de estudiantes en primer y segundo año de la carrera, porque la remuneración económica no guarda ningún tipo de relación con el esfuerzo que representa formarse. En 2023, se abrieron 5.848 vacantes para residencias en las carreras de Medicina, Bioquímica y Enfermería de la UBA. El cupo se completó con extranjeros que se inscribieron. Si a futuro, ellos deciden regresar a su país de origen, enfrentaremos un serio problema de escasez de especialistas, situación que ya se observa en muchos centros de atención alejados de los grandes centros urbanos o en los casos de determinadas especialidades médicas…”.

FALTA DE INSUMOS 

“Enfrentamos serias dificultades ante la grave crisis económica en la disponibilidad de insumos para diagnósticos y tratamientos de patologías agudas (Infarto, ACV, oclusiones de arterias de miembros inferiores, y otros), no solo en los grandes centros sino en el interior del país. Es indudable que la disponibilidad de los mismos, conspira contra la calidad de la prestación… Más allá de la interminable discusión sobre la fragmentación y atomización de nuestro sistema de salud, que tiene alrededor de 290 obras sociales y 300 empresas de medicina prepaga, la clave está en que no se optimiza la asignación de recursos de manera de garantizar que todos puedan recibir la atención sanitaria que necesitan a lo largo y a lo ancho del país, de modo que la población pueda alcanzar una mejor atención de su salud, a partir de la mejor ecuación posible de costo-beneficio… Si ‘Salud’ no empieza a estar entre las prioridades de quienes toman las decisiones sobre el rumbo que llevamos y/o llevaremos como país, es imposible que la situación actual pueda revertirse…”.

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