Bolsonaro busca blindarse ante el renovado clamor por un juicio político

 En movimientos políticos de izquierda y derecha. Como reclamo en las calles de las principales ciudades. Y como demanda también de los diarios e incluso de algunas personalidades de la cultura, la discusión por un impeachment contra Jair Bolsonaro reaparece con fuerza en Brasil.

Por segundo fin de semana consecutivo, miles de personas salieron a las calles hoy en Río de JaneiroSan PabloBrasilia y otras de las principales ciudades para reclamar, en caravanas de autos, la apertura de un juicio político contra el presidente brasileño por el manejo de la pandemia del Covid-19.

El recrudecimiento del número de contagios de coronavirus en las últimas semanas, sumado a la situación en Manaos, la capital amazónica que causó estupor por su segundo colapso sanitario agravado por la falta de oxígeno, se ha convertido en el catalizador de un descontento creciente de parte de los brasileños con la administración de Bolsonaro. Brasil ha registrado más de 223.000 muertos confirmados por la pandemia y enfrentó demoras para iniciar la vacunación contra el virus.

Las protestas, sin embargo, están muy lejos de la magnitud de las que debió enfrentar Dilma Rousseff durante su segundo mandato, en un proceso que culminó en 2016 con su impeachment.

Paulo Calmon, politólogo y profesor de la Universidad de Brasilia, dijo a LA NACION que las posibilidades de un impeachment son mínimas en el corto plazo. Bolsonaro puede recibir mañana un espaldarazo con la probable elección de aliados en las presidencias del Senado y de Diputados. Arthur Lira, candidato del denominado centrão que cuenta con la bendición del gobierno, se perfila como sucesor de Rodrigo Maia en Diputados. El cargo es clave porque se trata del encargado de dar luz verde o de frenar cualquier pedido de impeachment que llega al Congreso.

“Si el aliado de Bolsonaro es elegido, el movimiento por el impeachment perderá fuerza”, evaluó Calmon. Tres factores, según el politólogo, han animado a muchos brasileños a volver a salir a las calles en los últimos días: la insatisfacción con la forma como el gobierno ha enfrentado la pandemia, la crisis económica y la falta de respuestas para mitigar sus efectos, y las sospechas de negociaciones con políticos para comprar apoyo.

En caso de que sea elegido, Lira encontrará en el cajón más de 60 pedidos acumulados durante la gestión de Maia, que pese al distanciamiento con el presidente en el último tiempo ha sido durante buena parte de su mandato un aliado circunstancial de Bolsonaro y evitó abrir la discusión. El último pedido de impeachment fue presentado la semana pasada por líderes religiosos católicos y evangélicos debido a la respuesta errática del gobierno a la crisis en Manaos.

“Amigos de Sergipe, de Alagoas. Si Dios quiere tendremos al segundo hombre en la línea jerárquica de Brasil electo aquí en el nordeste”, dijo Bolsonaro el miércoles en un acto en Sergipe, haciendo referencia a Lira, oriundo de Alagoas. El presidente impulsaría una reestructuración ministerial tras la elección de autoridades en el Congreso, cambios que servirían para dar más terreno al centrão dentro del gobierno.

La popularidad de Bolsonaro está en caída. La imagen positiva del derechista se desinfló de 37% a 31% entre diciembre del año pasado y enero de 2021, según una encuesta de la consultora Datafolha. Entre un mes y otro, las infecciones por Covid-19 subieron en todo el país y el gobierno cerró el programa Auxilio Emergencial, un plan de asistencia extraordinario a más de 60 millones que duró 9 meses de pandemia. El índice de quienes consideran el gobierno de Bolsonaro malo o pésimo saltó de 32% a 40% en el intervalo de un mes, entre diciembre y enero. Y la misma consultora mostró que, pese al descontento creciente, la mayoría de los brasileños (53%) rechaza cualquier hipótesis de un impeachment.

“Si la presión popular continúa en aumento, como respuesta a errores en la política de salud y económica, sus aliados [en el Congreso] no podrán resistir mucho tiempo [sin discutir el juicio político]”, ponderó Calmon.

Ricardo Ismael, profesor de Ciencia Política de la Pontificia Universidad Católica de Río de Janeiro, destacó que, además de la aproximación al centrão, en las últimas semanas el gobierno dio un giro en relación con la política de vacunas, para intentar quitar el protagonismo de João Doria, un adversario con aspiraciones presidenciales para 2022, y también para hacer frente a la aceleración en las infecciones.

Uno de los primeros funcionarios de Bolsonaro en resaltar la importancia de la vacunación en masa fue el ministro de Economía, Paulo Guedes, que el 18 de diciembre sorprendió al desentonar con la minimización que el presidente daba en ese momento a la inmunización. Guedes dijo que el gobierno se concentraría en “retirar el Auxilio Emergencial y entregar las vacunas”, en “el capítulo más importante de la pandemia”.

“La parte económica y la salud pública están caminando juntas y eso hizo que se inicie la vacunación”, aseguró Ismael.

Con una corrección del discurso, el gobierno de Bolsonaro empezó a considerar fundamental acelerar la vacunación en masa, que de concretarse podría morigerar la imagen de displicencia del presidente frente a la crisis sanitaria. “Con el fin del Auxilio Emergencial, Bolsonaro percibió que si no comienza a trabajar en la vacunación, que posibilitará una retomada de la economía, su popularidad va a desplomarse”, concluyó Ismael (Fuente: La Nación).

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