Betsa Páez: “Me operaron de urgencia para salvarme la vida”

Betsabé Páez es una de las deportistas más sobresalientes de la historia de Crespo. Argumentos hay de sobra: por mucho tiempo en los primeros lugares del ranking argentino de salto en alto, una interminable cantidad de competencias internacionales dentro del curriculum e incluso su presencia en los Juegos Olímpicos de la Juventud de Singapur 2010, resultan fundamentos intachables.

A su vez también ha sido gran protagonista de valor, lucha y coraje, al afrontar diversas lesiones y cuando parecía que el límite competitivo estaba cerca, ella se ponía de pie y escribía otro capítulo de su vida. Pero esta vez apareció un obstáculo inesperado y el más difícil de su carrera. Tal es así que el deporte quedó en segundo plano porque la vida misma de la atleta estuvo en peligro.

Desde el hospital donde está internada, dialogó con Canal 6 ERTV y explicó la verdadera odisea que debió afrontar.

“Venía con algunas cirugías de una lesión que había tenido en una competencia realizada en febrero del 2020; me había cortado el ligamiento cruzado de la rodilla y del tobillo. Lesiones que los deportistas tienen y los traumatólogos deportólogos también suelen atender cotidianamente sin mayores inconvenientes”, indicó para introducirnos en escena.

“Jamás pasé una situación así, con mucho esfuerzo, arrastrándome, literalmente, tomé un taxi y fui al sanatorio como pude”

“La última cirugía empezó a desencadenar complicaciones. Terminé teniendo 6 intervenciones en total desde mayo hasta el 13 de enero de este año que fue una artroscopía de limpieza porque se me hacían fibrosis, pero igual era parte del proceso y no era nada grave, se resolvía con rehabilitación y nada más”, continuó.

“La última cirugía fue ese 13 de enero en Buenos Aires, salió todo perfecto y de ahí volví a Rosario a continuar la rehabilitación que iba a ser de 15 a 20 días más; empezaba a trotar y me volvía a vivir al Cenard para empezar a hacer las preparaciones para competir a mediados de año”, explicó.

“Todo venía perfecto hasta que el martes de la semana anterior (19) me levanté con un dolor, una molestia en la rodilla. Pensé que era común por la operación ya que habían pasado sólo 5 días; me puse hielo y seguí el día con normalidad. Pero a la noche se me paralizó la pierna, empecé a sentir que el cuerpo se me paralizaba, encima estaba sola porque me quedaba en la casa de una amiga que se había ido de vacaciones. La mayoría de mis amigos se habían ido y no estaban en Rosario y terca como soy, no llamé a nadie a esa hora y me la banqué”, contó la crespense.

“El miércoles a la madrugada no me podía mover, alcancé a llamar al kinesiólogo que me venía atendiendo, le mandé un video de cómo tenía la pierna y ahí me derivó urgente a un Sanatorio porque era algo grave. Jamás pasé una situación así, con mucho esfuerzo arrastrándome, literalmente, tomé un taxi y fui como pude”, mencionó.

“Me emociona tantos gestos de amor de la gente”

“En el Sanatorio me estaba esperando el médico que ya estaba informado de la situación y me tuvieron que hacer una punción de urgencia, porque tenía la pierna llena de hemorragia debido a la infección. Al principio pensaron que era una trombosis y lo descartaron, al rato pensaban que era un infarto en el hueso de la pierna, entonces me hicieron estudios y finalmente salió que tenía una bacteria hospitalaria la que estaba haciendo una septicemia, una infección generalizada en la sangre y eso podía producir la muerte. Me operaron de urgencia para limpiarme y salvarme la vida”, puntualizó a flor de piel.

Tras las severas complicaciones continúa bajo un diario monitoreo: “Esto es impredecible porque la bacteria la van controlando día a día para analizar cómo evoluciona. Diariamente los médicos reciben un resultado del cultivo y en base a eso me dan el antibiótico correspondiente. Lo que están buscando es evitar la propagación y que se siga explayando porque la bacteria come los tejidos, músculos, ligamentos, huesos… Todo debe ser al pie de la letra o caso contrario puedo perder la articulación”, puntualizó.

SIN OBRA SOCIAL: Betsa fue internada inicialmente en el Sanatorio Mapaci donde fue operada y recibió las primeras asistencias. Después fue trasladada al Hospital Escuela “Eva Perón” de Granadero Baigorria, a las afueras de Rosario debido a que le habían dado de baja la obra social que tenía como atleta.

¿Qué pasó? Así lo contó. “Fue una injusticia total porque me la dieron de baja antes de la pandemia. Tenía la obra social del Enard, Swiss Medical, que me hubiera cubierto todo. Las condiciones para tenerla es ser medallista sudamericano y el número uno del país, hasta el 2020 lo fui y estaba siendo la número uno en mi deporte. Me la sacaron injustamente porque no había ido a los Panamericanos pero había hecho la marca para ir a los Juegos, simplemente que hubo un problema de papeles donde una persona que me tenía que cargar al sistema me cargó fuera de tiempo y no me pudieron subir al equipo de los Panamericanos. Por esa razón, de manera completamente injusta, decidieron que no iba a tener la obra social y me le dieron de baja”.

Entre internación, cirugía, medicación, traslado y demás, en el Sanatorio tuvo $230.000 de gastos. “Cuando mis amigos se enteraron, comenzaron a hacer una movida, una venta de pizzas para reunir fondos, por los que les estoy inmensamente agradecida a todos por el gesto, a toda la gente que siempre ha estado conmigo acompañándome más en estos momentos complicados”, manifestó.

COVID: Por si todo lo narrado no fuera suficiente, algo más apareció en el medio. “Cuando me hicieron un hisopado para operarme en el Sanatorio, me dio positivo de Covid y eso llevó a más complicaciones. Influye en el sistema inmune y las afecciones no actúan para nada. Por suerte no estoy sintiendo síntomas fuertes pero tengo el virus en sangre”, dijo Betsa.

La deportista quedará internada al menos hasta el lunes por Covid. Llegado el caso se tomará una decisión sobre los pasos a seguir y si será necesaria una nueva intervención o no.

LA LUCHA: El momento es delicado, pero allí está su fortaleza, esa que ha mostrado siempre ante los obstáculos de la vida. “Es impresionante la cantidad de gente que se ha preocupado, me han escrito miles de mensajes con palabras de afecto. Es un momento difícil para mí porque estoy aislada por el Covid y más lo de la pierna, emocionalmente es complicado mantener una estabilidad. Mi mamá y papá habían venido los primeros días y cuando di positivo se tuvieron que ir. El contacto es solamente por teléfono, recibiendo muchos mensajes de todos lados, me emociona tantos gestos de amor y compañía de la gente”, contó.

LA PRUEBA MÁS DIFICIL: Sin dudas que éste es el certamen más difícil que ha tenido que enfrentar en su vida. Nunca se imaginó estar en una situación semejante, pero allí está envuelta en ese poder espiritual que siempre ha demostrado.

Quizás las exigencias para llegar a  ser la mejor en lo suyo han pasado su factura, quizás no tenga nada que ver, tampoco es cuestión de evaluar ese punto porque importa solamente la evolución de quien fuera tres veces Mejor Deportista de Crespo.

Importa que supere esa barra colocada a una altura fuera de todo registro estadístico, de toda marca posible, para la que no hubo jamás entrenamiento alguno. Betsa la mira desde abajo, como algo lejano, tendrá que emprender el salto más alto de toda su vida. Lo está logrando, aunque esta vez no está sola, el afecto de decenas y decenas de personas, la empujan para que pase heroica esa marca que no aparecerá en ningún récord mundial, pero sí en el personal.

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