Bermolén (UA): “Si habría un Mundial de la Anticorrupción, Argentina volvería a casa en primera ronda”

Un informe de la Universidad Austral, basado en el ranking de Transparencia Internacional, evaluó la performance de las naciones que participan actualmente en el mundial de Qatar, en su lucha contra la corrupción. ¿Argentina? Habría sido eliminada en la fase de grupos. ¿El campeón? Dinamarca, revela el singular trabajo de la mencionada Casa de Estudios.

“Los resultados reafirman que en materia de lucha contra la corrupción, América es un continente en crisis”, señaló Marcelo Bermolén, director del Observatorio de Calidad Institucional, profesor de la Escuela de Política, Gobierno y Relaciones Internacionales de la Universidad Austral y autor de este informe.

“En el mundial de la transparencia ganaría el país menos corrupto. Los tres primeros lugares de la Copa serían ocupados por naciones europeas: además de Dinamarca, se destacarían Suiza y Países Bajos, que ocupan, respectivamente, el lugar N° 1, N° 7 y N° 8 en el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC)” remarcó.

Bermolén explica que “el vínculo entre el fútbol y el poder político tiene antecedentes a lo largo de buen parte del mundo y Latinoamérica. La grieta, la violencia, el fanatismo, la opacidad y los negocios son características que confluyen y se asocian, entre el poder, la política y el fútbol. En virtud de tales antecedentes, y en momentos en que buena parte de la clase política aspira a que la sociedad esté distraída por un tiempo de los problemas vernáculos con el fervor mundialista, parece bueno -con esa misma lógica- regresar al mundial y jugar y juzgar cuáles de los países tienen buenas selecciones de fútbol, pero también buenas estrategias a la hora de combatir la corrupción. Algo así como el fair play en materia de lucha contra los sobornos y la pelota más limpia”.

El informe recuerda que “muchos dirigentes argentinos (políticos, empresarios, operadores, periodistas y sindicalistas) están -o han estado- involucrados en la conducción de grandes y medianos clubes del fútbol, al punto que algunos de ellos han nutrido sus gestiones en la Administración del país de ex funcionaros surgidos de sus mandatos deportivos. Bastarían algunos nombres para mostrar y recordar que en Argentina la fórmula de negocios en el fútbol, poder y política, maridan muy bien. Una relación que se potenció con los años, y en la que cuesta distinguir la politización del fútbol de la “futbolitización” de la política. Tal vez porque fútbol y política tienen en común haberse vuelto un espectáculo de masas, construido rivalidades cercanas al fanatismo, y buscar popularidad instalando y promocionando falsas grietas”.

“Así como el fútbol requiere del fair play dentro de la cancha y que la pelota no se manche fuera de ella, es imprescindible que en el concierto de las naciones, gobiernos y sociedades asuman el compromiso ineludible de que el poder es un medio y no un fin; que la transparencia, la ética pública y la rendición de cuentas son un deber y que la lucha contra la corrupción no admite la impunidad (cualquiera sea el lado que la sostenga). Instituciones y funcionarios limpios sin sombras ni sospechas”, concluyó el académico de la Universidad Austral.

Dejar un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Este sitio está protegido por reCAPTCHA y se aplican la política de privacidad y los términos de servicio de Google.