Balbi (CAFER) habló de retenciones, agroquímicos, caminos, impuestos y los problemas del sector agropecuario

El presidente de CAFER (Cooperativas Agropecuarias Federadas de Entre Ríos), Juan Balbi, en diálogo con el Cont. Fernando A. Huck, director de El Observador, opinó sobre la situación actual del sector cooperativo y agropecuario, se refirió a los caminos, el uso de agroquímicos, las perspectivas 2019, entre otros temas.

– En una reciente reunión con el gobernador Gustavo Bordet, hablaron sobre la cuestión impositiva, agroquímicos, entre otros temas: ¿Qué respuestas esperan?

– Con los dirigentes de las entidades de la Mesa de Enlace y otras instituciones tuvimos con el gobernador una charla que giró sobre 3 ejes y uno fue el impositivo. Muchas veces el productor está enojado y dice que “pago tanto de impuesto inmobiliario y el camino está roto y no puedo sacar la producción”. En la provincia hay departamentos que están más complicados en ese sentido. Yo tengo un tambo a 10 km. de la ruta y en días de lluvias, hay que sacar la producción con tractores doble tracción. Tenemos niveladora de arrastre y nosotros mismos arreglamos después el camino, pero no todos pueden hacerlo. No “rompemos” el camino porque tenemos ganas, sino porque hay una actividad productiva y hay que salir sí o sí y después trato de arreglarlo y a veces, no vemos la colaboración del Estado y ahí es donde se siente que los impuestos no llegan al campo. Otro de los temas que le planteamos fue el de las fumigaciones (agroquímicos), que siempre es un tema difícil de abordar…

– Hay ciudades como Gualeguaychú, que han prohibido el uso y la venta de agroquímicos…

– Lo de Gualeguaychú es un tema emblemático, que de alguna manera se transmitió a otros municipios, que están estudiando esa posibilidad también. Pero lo de esa ciudad fue contradictorio, ya que después de haber dictado esa norma, prohibiendo los agroquímicos y que abarca unas 30.000 has., cuando el gobierno nacional dejó sin efecto el “Fondo Sojero”, fue uno de los primeros municipios que pidió por dicho fondo. Es decir, están dictando una norma que en el área de ellos no se debe fumigar, no se debe aplicar, incluso prohíbe la circulación y venta de productos, pero después reclaman los fondos de la soja. En este país, cada vez que no funciona algo, queremos cambiar una ley y en realidad no hay que cambiar la legislación, sino que hay que hacerla cumplir. La que tenemos, lo dice el Colegio de Agrónomos, el INTA y otros profesionales y gente calificada, es buena, el problema son los controles…

– ¿No es bueno el control estatal?

– Dicen no tener los medios ni la logística. Está acotado el presupuesto para controles. Lo que se usa, son productos avalados y lo que hay que castigar es el mal uso. En Europa fumigan hasta al lado de las casas. Se sabe que con viento no se puede hacer, se sabe que tiene que ir con receta agronómica. Le di un ejemplo al gobernador: si voy al médico y tengo un problema de salud y me dice que este medicamento lo debo tomar cada 12 horas y a mí se me ocurre tomarlo cada 2 y me hace mal, yo no puedo decir que me recetó mal el médico o que el medicamento es malo. Los propios productores y a través de las cooperativas y privados y empresas de fumigación, tenemos que controlar y denunciar a aquellos que hacen las cosas mal. Le planteamos que si desde el Estado no tenían todos los medios, hagamos un comité donde participen las entidades del agro y demás instituciones. Ahora con la “Ley de Comunas”, que se está debatiendo en la Legislatura, cada una puede dictar una norma y va a poner que en su ejido no se va a poder trabajar productivamente. Necesitamos ordenarnos y seguir dialogando…

 

– Uno de los sectores que más reclama es el lechero, ¿hay una solución en el horizonte?

– Entre las actividades que realizo con una sociedad familiar, está la parte lechera, que la seguimos más por sentimiento que por negocio, porque tenemos más de 30 años en el rubro, se tiene todo armado, el personal y salir de la actividad, sería dejar gente sin trabajo…

– ¿Se pierde dinero hoy con el tambo?

– Sí, cuando uno analiza el capital invertido y demás. En 2016, en mi empresa cayó el 50% la producción por las lluvias. Fue una catástrofe y ahora venimos de una sequía tremenda, donde agotamos las reservas. La actividad es muy sacrificada para la gente que la realiza, porque se trabaja los 365 días del año, en Navidad, Año Nuevo, feriados. Si llueve, si hay tormenta, la leche tiene que cargarse igual a los camiones e ir a la fábrica. En muchos casos, los productores tienen un alto costo de arrendamiento y por eso, directamente muchos tambos cerraron, porque le es más rentable producir soja o desarrollar otra actividad. Hace 15 años que estamos con la misma producción nacional, de entre 10.000 y 11.000 millones de litros anuales y consumimos entre 7.000 y 8.000 millones. Generalmente hay un saldo exportable de unos 3.000 millones. El problema es que los precios internacionales que hoy están en los 2.700 dólares, no son atractivos, más allá que con esta devaluación mejoró la situación. Y para la actividad lechera en general, cada golpe devaluatorio que hay, impacta

* La nota completa en la edición impresa de El Observador del Litoral, de este viernes 5 de octubre

 

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