Alessandra Rampolla: “Convivir con la suegra acorrala a la pareja”

Tener un hijo, comprar una casa o encarar un proyecto son algunos de los momentos cúlmines en una pareja, momentos llenos de nerviosismo y ansiedad por lo que podrá suceder.

Sin embargo, quizás sin notarlo, hay otro momento complejo en una relación afectiva: conocer a la madre de la pareja.

Para ellas, la entrada de un extraño/a en la familia supone dentro del grupo familiar una enorme cantidad de presiones sobre ese intruso que pretende ingresar. En este contexto, es la madre -en la gran mayoría de casos la figura con más peso afectivo- la que siente que debe imponer su autoridad y dejar muy claro que no están dispuestas a “entregar” tan fácilmente a su hijo/a.

Este es el contexto que provocó que en la cultura popular las suegras sean el blanco de chistes y críticas estereotipantes de todo tipo que no sólo en muchos casos no se cumplen, sino que a veces son todo lo contrario. Sin llegar a conocerla, cada persona le otorga por default un peso inexplicable al encuentro y la convivencia con una suegra.

En este sentido, el canal Fox Life presentó Escuela para Suegras, un nuevo reality donde seis suegras problemáticas que sobrepasaron los límites de la intimidad de la pareja de sus hijos se someten a participar de clases y ejercicios para enfrentar el conflicto. En el desarrollo del programa -que trata con humor y a la vez con seriedad esta problemática- el objetivo es que todas aprendan a convivir con la adultez y autonomía de sus hijos. Cuestiones como los prejuicios, la intimidad y los límites, la confianza, los rencores y hasta el arte de la negociación son los ejes en torno a los que giran los episodios.

En el ciclo, la sexóloga puertorriqueña Alessandra Rampolla -acompañada por Santiago del Moro y Jey Mammon– estará estrechamente ligada al proceso de aprendizaje de las participantes y tratará de ayudar a que puedan mejorar la convivencia familiar. “La intromisión, la falta de privacidad, tratar a los hijos como si fueran niños y no darle el lugar de adulto para que puedan disfrutar es algo que sucede todo el tiempo en el trato con las suegras conflictivas”, señaló Rampolla en diálogo con Infobae. “En la convivencia con la suegra uno se siente acorralado. Eso empieza obviamente a traer problemas en la pareja y es complicado porque es una persona directamente ligada al vínculo. Los padres son padres siempre y, si tenés la bendición de que estén vivos, se complica por el apego afectivo”.

Lo llamativo de esta problemática es que se repite en múltiples casos. Es esta repetición la que atemoriza constantemente a muchas personas a la hora de conocer a los padres de su pareja o saber que el vínculo con una familia que no es la propia será para siempre. “Hay algo general con la idea del matrimonio, la gente le dio un lugar habitual. Te dan el pésame cuando te vas a casar desde un lugar de bromas y casi naturalmente con la suegra sucede lo mismo”, dijo la sexóloga. “Muchas veces las mujeres caen en el rol típico estereotipado que las define y las nueras o yernos están ahí pensando ‘A ver cuándo empieza a ser suegra'”.

Consultado por Infobae, el psicólogo clínico (M.N 37715) y asesor psicológico del programa Gervasio Diaz Castelli señaló: “El espíritu del programa es un espíritu conciliatorio. Es que a veces las suegras puedan reírse de esa figura que construyó la cultura con ellas. El espíritu es que ellas puedan tomar esos mitos y reirse de eso y entender que su lugar es acompañar, respetar la autonomía y las decisiones de la pareja. Es un programa que reconcilia y une la pareja apelando mucho al humor para desdramatizar ese lugar que la cultura les ‘enchufó’ a las mujeres”.

Rampolla concuerda con el especialista: “La escuela es súper entretenida porque tratamos desde un lugar de humor un tema que realmente impacta. Es muy interesante ver que las mujeres que están tan comprometidas con su familia pasan por el proceso, abren los ojos y hacen el clic como consecuencia de este trabajo”.

Es que, a veces, según señalan los expertos, está tan instalado el rol de las parejas que esa construcción social prima por sobre el vínculo real. “Si hay tanta ‘chistografía’ y tanta simbolización, muchas veces negativa, sobre la figura de la suegra es porque evidentemente hay algún tipo de temor inconsciente en la psicología de las masas. Está instalada como una figura que puede llegar a tener un trasfondo siniestro, es decir, lo desconocido dentro de lo conocido. Como que desde el inconsciente una suegra nunca es lo que aparenta ser en principio”.

Esta figura de la suegra es en parte una construcción ligada al papel de la madre, que tuvo sus hijos en el vientre, los parió, crió y educó y no puede desprenderse fácilmente de ello. “La mujer tiene una tendencia a no soltar a los hijos a la sociedad, tiende a querer retenerlos”, dijo Díaz Castelli. “Hay algo natural que es esperable y no es negativo, pero a la mujer le cuesta mucho más entregar a los hijos al mundo y compartirlos”.

Teniendo en cuenta esta posición, el experto explicó que toda madre siempre va a tener una sensación de recelo, desconfianza o temor hacia la persona que le “saca” a su hijo. “Siempre es un poco una amenaza para toda madre, aunque sea un lugar muy inconsciente”, dijo. Esa reacción se explica entonces, por la sensación maternal de que el hijo deja de amar a la madre y empieza a amar a otra persona, que instantáneamente se convierte en un “competidor”. “Desde ese lugar las suegras se autorizan a meterse en temas de crianza, se ponen invasivas, celosas o incluso pueden aparecer situaciones de deseo, miserias como envidias o competencias conscientes o inconscientes”, indicó el especialista.

 

¿Qué hacer para enfrentar el conflicto con una suegra?

Según los expertos, esa relación puede atravesar los problemas y mejorar, pero hay maneras que son mejor para actuar que otras. Según explicó Díaz Castelli, la “forma correcta” de encarar el problema se llama en psicología “distancia óptima”. “Esta distancia es lo suficientemente cercana y lo suficientemente distante como para que sea un vínculo de libertad y no de sometimiento al deseo del otro. A veces los padres interfieren demasiado en los deseos o la crianza y a veces por orgullo o tensiones no resueltas se terminan complicando las relaciones humanas”, precisó el especialista.

Para lograrlo, la clave es entender que se trata del “ensamble de dos tribus” que tienen códigos diferentes, culturas diferentes, formas de vivir las emociones y de relacionarse diferentes. Si de entrada la pareja comprende que las tensiones se van a desatar, según Díaz Castelli, “lo mejor es dar lugar a lo afectivo, pero de entrada poner límites”.

Cuando el conflicto ya está instalado, es muy recomendable conversar sobre el tema y construir la costumbre de hablar las cosas. “Decir las cosas lástima un poco el vínculo al principio pero finalmente lo mejora. Si no se dicen las cosas se encapsulan las emociones y después estalla una bomba”, dijo el experto. “Es muy importante que ya avanzada la relación se pueda conversar sobre ese tema y priorizar la construcción de la familia nueva. Silenciar el conflicto es el peor de todos los caminos”. En definitiva, no acumular angustias y aprender a marcar las pequeñas cosas sin lastimar es la forma de lograr un vínculo sano y no conflictivo.

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