¿Alerta por pronósticos climáticos para el verano?

La campaña agrícola 2022/23 viene transcurriendo bajo un escenario climático adverso, que podría tener impactos significativos sobre la producción y las empresas agropecuarias en las distintas provincias del país. Especialistas aseguran que se está ante la posibilidad de enfrentarnos a una de las peores sequías de las últimas décadas. Ante esa situación, desde el “Consejo Agroindustrial Argentino”, se expresó la preocupación por las consecuencias económicas y sociales que podría generar este fenómeno: “En los informes de las Bolsas de Cereales y Comercio del país se refleja con crudeza los efectos que la sequía está teniendo sobre el desarrollo de los cultivos de invierno y las perspectivas de siembra para los cultivos de verano y las producciones agropecuarias. Por ejemplo, en relación al trigo, las limitantes hídricas obligaron a recortes de más de 500.000 has. en la superficie estimada, siendo el NOA y el Centro-Norte de Córdoba y Santa Fe, las regiones más afectadas. En Córdoba, La Pampa, San Luis, Santiago del Estero, Tucumán y el sureste de Catamarca, se sembró la menor superficie de al menos, las últimas 5 campañas y se prevé que el área a cosechar sea menor aún debido al contexto generalizado de estrés hídrico, al que se le suman heladas. En cuanto al desarrollo del cultivo, la ausencia de precipitaciones a lo largo del invierno junto a las heladas registradas, limitaron el crecimiento y generaron daños. La región núcleo muestra cultivos en un 85% en sequía, 10% en escasez y 5% en estado regular respecto de los mapas de reserva de agua en los suelos. Los primeros rindes estimados en trigo apenas alcanzan el 50% de lo esperado en gran parte de la región. Sobre el norte del área agrícola, se prevén pérdidas en los potenciales de rendimiento e incluso de área cosechable. A escala nacional, el 50% de la superficie de trigo reporta una condición hídrica entre regular y sequía, con casi un 60% de dicha superficie concentrada sobre el NOA, NEA, donde el cultivo se encuentra en plena espigazón y la región Núcleo, donde se está iniciando su periodo crítico”.

Por otra parte, “los informes cuentan que la campaña gruesa empezó con el escenario de mayor sequía de los últimos 27 años, como consecuencia de atravesar el invierno más seco desde 1995 y el efecto arrastre de la falta de lluvias en otoño y verano. De concretarse, sería el tercer año consecutivo con evento de características ‘La Niña’… Una de las zonas más afectadas siguen siendo las provincias del NEA, donde las producciones yerbateras, cítricas y forestales aún se están recuperando de los incendios y la sequía extrema que fue noticia a principios de año. En el centro del país, la producción de legumbres, la floración para la producción de miel y la disponibilidad de pasto para algunas cuencas lecheras ha sido un punto crítico. En la zona cordillerana, la disponibilidad de agua para riego también sigue siendo escasa, por lo que preocupan los rendimientos productivos potenciales, así como el aumento de los costos energéticos que requiere su gestión. Los efectos de estos eventos no sólo se observarán este año, sino también en los venideros”.

Ante este panorama, desde el CAA y sus 61 entidades integrantes alertan que “de no registrarse lluvias en el corto plazo, las pérdidas en la producción afectarán seriamente a las empresas agroindustriales y se reflejarán en menores exportaciones e ingreso de divisas, aporte a la recaudación fiscal, caída del empleo en las distintas regiones del país y menor crecimiento económico”.

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