Alcohólico en recuperación cuenta cómo es su vida tras 25 años sin tomar e invita a reuniones

“Alcohólicos Anónimos” es un grupo de autoayuda para personas afectadas por el alcoholismo, que en esta ciudad tiene sus reuniones en la “Capilla San Miguel” del barrio homónimo. Uno de sus integrantes, “Chiche” (por cuestiones de privacidad, no se publica el nombre y apellido), en diálogo con Canal 6 ERTV, destacó que “es una enfermedad severa, progresiva y mortal. Como la mayoría de las adicciones, es de por vida. En mi caso, soy un alcohólico en recuperación, recientemente cumplí 25 años sin consumir una gota de alcohol, pero uno debe luchar todos los días para seguir de ese modo. Para un alcohólico, una gota es mucho, porque se nos puede despertar la enfermedad y luego, no tenemos barrera, no podemos parar. Es muy cruel, porque genera problemas a nivel social, laboral, familiar…”.

“Hay una diferencia entre el bebedor social, que va a una cena o un cumpleaños, toma unos cuantos vasos y después, puede pasar un año o más sin consumir. En cambio un alcohólico toma, se emborracha, se acuesta y cuando se despierta, ya está queriendo agarrar la botella de nuevo” destacó.

“Invitamos a todos los interesados a que concurran a las reuniones, porque les va a ayudar. Nuestro tratamiento es sin medicamentos, no se cobra cuota, es todo voluntario. Lo que se necesita solamente es tener el deseo de dejar de beber. Hubo alcohólicos que han pasado por los mejores profesionales, por psiquiatras y psicólogos y hasta por curanderos y no lo pudieron resolver al problema… Lo primero que se nos sugiere cuando ingresamos al grupo es dejar los lugares donde concurríamos a tomar, dejar los ‘amigos de la copa’. Cuando iba a los supermercados a hacer las compras, a veces la esperaba afuera a mi señora, para no pasar por el pasillo donde estaban las bebidas. El miedo a la recaída es tremendo. Cuando uno logra la recuperación, no hay Quini 6, ni Lotería ni premio en el mundo mayor que haber salido del alcoholismo. Están quienes valoramos eso y otros que dicen ‘pruebo nuevamente una vez, que no me va a hacer nada’. La enfermedad no te permite eso, siempre estamos en el borde de la cornisa…”. 

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