Alberto Fontana: “En la empresa o comercio, nunca se termina de crecer”

Se estima que en Argentina hay más de 850.000 empresas, de las cuales una gran mayoría son Pymes, que el 27 de junio pasado, celebraron su día. Alberto Fontana, ex presidente del “Centro Comercial, Industrial, Agropecuario y de Servicios de Crespo”, junto a su familia, edificó una empresa que se fue desarrollando en diferentes rubros, a partir de su mueblería, que sigue vigente en calle San Martín, en pleno centro de la ciudad.

En diálogo con los medios del “Centro Periodístico de Entre Ríos”, el empresario explicó que “anteriormente, estaba en una sociedad de familia, con mis 8 hermanos. En 1987 nos separamos comercialmente y cada uno tomó para su lado. Mi padre fue un visionario, porque optó siempre por dedicarse a varios rubros. Además de mueblería, tenía granja y acopio de huevos. En 1976 se compró la propiedad de calle San Martín (casi Avenida Belgrano), que en la división con mis hermanos, quedó para mí. Con el tiempo, me propuse iniciar emprendimientos para mis hijos, para que cada uno tenga su propia actividad y con esfuerzo, lo fuimos logrando: Cristian, mi hijo mayor, se radicó en Tucumán, donde le va muy bien. Tiene distribuidora de pescados, pollos y huevos, con un reparto importante en esa provincia. Hoy todos ven lo conseguido, pero muchos no conocen del esfuerzo que eso implicó. En Tucumán nos levantábamos a las 4.00 de la mañana a repartir, cuando los demás empezaban recién a las 9.00. Ahí marcábamos una diferencia. Ese emprendimiento hizo que viajara durante 12 años, todas las semanas a esa ciudad, al principio en camión, después en auto, hasta en colectivo, siempre estando presente; Georgina está conmigo en la distribuidora de lácteos y en la fábrica de quesos. Antes era solo acopiador, hasta que nos decidimos a elaborarlos nosotros. Maira y Fiorella están en la mueblería, quienes le han dado un vuelco importante y Antonella, la menor, formó su familia en Hasenkamp, donde tiene una distribuidora. Le va bien, pero también con mucho esfuerzo. Todo es trabajo y sacrificio. No hay magia, ni secretos en esto. Yo no necesitaría trabajar más, pero a las 6.45 estoy para manejar la fábrica, el tambo, para ir al campo y coordinar con los proveedores. Es un esfuerzo, pero me gusta, es una pasión. Lo que uno logra en la vida, no es por suerte, es por dedicación. Extrañamos mucho a Graciela (su esposa, recientemente fallecida), quien le dedicó mucho tiempo a la formación de nuestros hijos y espero que mis nietos, sigan el camino de sus padres y abuelos”.

– Ha estado durante muchos años como presidente del Centro Comercial…

– Sí, en 1970, mi papá me llevó y me presentó a la comisión de ese entonces. Recuerdo que me dijo que tenía que empezar a colaborar con ellos, porque es un bien para la comunidad y para el sector comercial. Él siempre estuvo en las instituciones trabajando, en la organización de la Fiesta de la Avicultura, en la parroquia… En el Centro fui durante muchos años presidente, acompañado por un buen grupo de trabajo. Hoy sigo siendo socio, porque es la institución que nos junta a los comerciantes e industriales. Es muy importante que siga siendo apuntalada. Soy un agradecido a Crespo, me ha dado mucho…

– La economía de los comercios se vio afectada por la pandemia y por las crisis recurrentes que tiene el país: ¿Es difícil ser empresario en estos tiempos?

– Recuerdo que en 1972, mi papá me dijo: “Tenemos una crisis tan profunda, que no sé si vamos a salir” y pudimos salir. Desde que tengo uso de razón, siempre vivimos en crisis, incluso cada uno tiene su propia crisis en la empresa y debe mirar para adelante. Ahora, si ganás 4 y gastas 5, evidentemente nunca vas a andar bien. Pero si ganás 4 y gastás 3 en todo sentido, las cosas van ir cambiando. Vas ahorrando, invirtiendo, mejorando, innovando. Siempre me propuse incorporar cosas nuevas, porque todo es un proceso. En la empresa nunca se termina de crecer, he copiado de gente que ha crecido y eso, me ayudó muchísimo”.