Advierten por graves secuelas por no tratar a tiempo la Esclerosis Múltiple

La Esclerosis Múltiple (EM) es una enfermedad autoinmune desmielinizante que afecta el sistema nervioso central (cerebro, médula espinal y nervio óptico). En circunstancias normales, los glóbulos blancos circulantes son uno de los principales mecanismos de defensa del organismo que reaccionan frente a una infección, destruyendo cualquier elemento extraño, por ejemplo bacterias o virus. Por circunstancias que desconocemos, esos glóbulos blancos habitualmente protectores “se confunden” y atacan los tejidos propios del individuo destruyéndolos. En el caso de la EM, se afecta la mielina, la cual es una cubierta de proteínas y grasas que recubre los trayectos nerviosos, asegurando una transmisión del impulso nervioso a una velocidad adecuada. La pérdida de mielina conduce a una transmisión más lenta del impulso nervioso y consecuentemente los diferentes estímulos llegan a su destino a una velocidad reducida o se bloquean totalmente.

Se estima que en el mundo, hay aproximadamente 2.500.000 personas con EM. En Argentina, en un censo realizado hace aproximadamente 20 años, había 18 pacientes por cada 100.000 habitantes. Hoy se estima que ese número es de 36-40/100.000, por lo que en el país habría unas 16.000 personas afectadas. Este fenómeno, de crecimiento, puede deberse a diferentes factores: 1) mejor y más rápido diagnóstico, 2) participación de factores ambientales nuevos que condicionan “la confusión” de los glóbulos blancos, 3) el aumento en la expectativa de vida de los pacientes, se informó a El Observador desde el Instituto Fleni.

Sobre el impacto que está teniendo el Covid-19 en esta enfermedad, se destacó que preocupan aquellos que están demorando el tratamiento. Al respecto, el Dr. Jorge Correale, expresó que esta pandemia sumó una complicación adicional: el terror al contagio en los centros hospitalarios. “Ese miedo paraliza y en la acción hace que los pacientes lleguen en ocasiones tarde a la consulta. Cuanto antes se traten síntomas incipientes, mayores son las posibilidades de recuperación, porque los síntomas no tratados en el momento oportuno pueden dejar secuelas neurológicas irreversibles”. 

En general, el pico máximo de casos se presenta entre los 20 y 40 años, edad en la cual los pacientes se encuentran en su máxima etapa productiva, social, familiar y económica. Por ello, la enfermedad no sólo presenta un impacto médico, sino también socio/económico. La mayor frecuencia se ve en mujeres, en una proporción de 3 a 1 con respecto a los hombres.

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