ACV: Cómo prevenir la principal causa de discapacidad

El Accidente Cerebrovascular (ACV) constituye la 4ª causa de muerte en Argentina. Cada año, 14.000.000 de personas en todo el mundo sufren esta patología. Con el objetivo de revertir esta situación y así, brindar una mejor calidad de vida a las personas, desde la “Federación Argentina de Cardiología”, remarcaron que “prevenir el ACV es posible, simplemente se deben tomar algunas medidas que no solamente colaboran para minimizar la ocurrencia de esta patología, sino que también benefician a todo el sistema cardiovascular. En este sentido, una dieta balanceada y la actividad física son la base de la prevención”.

Al respecto, el Dr. Gerardo García Mallea, cardiólogo y presidente del Comité de Enfermedad Vascular Periférica y Stroke de la FAC, explicó que “la ‘Dieta Mediterránea’ y DASH (según las siglas en inglés: Enfoques Alimentarios para Detener la Hipertensión) ayudan a la disminución de factores de riesgo vascular en general. Ambas, con algunas diferencias, se caracterizan por bajo consumo de carnes rojas y alto de legumbres, frutas, vegetales, grasas y poliinsaturadas presentes en los pescados azules, como salmón, anchoas, caballa, sardinas y atún y en aceites como oliva, canola y soja, además de bajo consumo de sodio. Por otra parte, la actividad física es otro factor muy importante, ya que tanto la indicación clásica de 150 minutos de ejercicio por semana, como actualmente de períodos de actividad de 20 minutos diarios de actividad física intensa, demostraron reducción del riesgo de enfermedad cardiovascular. Son medidas simples que podemos implementar y que benefician a nuestra salud en su conjunto. La prevención se construye de a poco, pero con acciones sostenidas en el tiempo…”.

Síntomas: “El ACV se produce cuando un vaso sanguíneo que lleva sangre y oxígeno al cerebro se obstruye o bien se rompe. Frente a esta situación, se produce una alteración en las neuronas, provocando que algunas partes del organismo dejen de funcionar. Los primeros síntomas que se manifiestan son parálisis, debilidad, problemas del lenguaje y vista. Frente a esta situación, cuanto antes se concurra a la atención médica, es más probable que las secuelas sean menores. Por eso es importante conocer el acrónimo ‘RAPIDO’, que marca un simple y breve chequeo para que las personas puedan actuar: R (rostro caído); A (alteración en el equilibrio); P (pérdida de fuerza de brazo y/o pierna); I (impedimento visual repentino); D (dificultad para hablar) y O (obtener asistencia médica). Mediante la observación y unas simples pruebas se puede determinar el estado de la persona y también orientar a los servicios de emergencia…”.

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