19 de septiembre de 2004. El viento con una potencia considerable marcaba el escenario dominical. El mundo futbolero de la región se reunía esa tarde en Cerrito. Fecha temprana para una definición de campeonato, pero así se acostumbraba en aquellos tiempos. Cara a cara dos equipos necesitados de gloria. Unión Agrarios llevaba una década sin dar la vuelta. Litoral una vida entera. Quedaban mano a mano como en la final de 1988. El primer duelo había sido favorable al Verde con aquella hermosa definición de Fabricio Omarini tras el centro de Alfredo Acosta desde la derecha.

Cara a cara en un domingo ventoso. Los papeles caían pesadamente sobre los rostros de los propios hinchas. Poco les importaba, nada. Si allí en frente estaba la posibilidad de una consagración histórica. Horacio Elizondo el juez, el mismo que dos años después brillaría en el Mundial de Alemania.

El dominador absoluto fue el dueño de casa. Tempranamente se puso en ventaja con un gol legendario de Jorge Coio Martínez. Casi desde la mitad de la cancha, posición de número 10, jugando con el viento, coló la pelota por encima de Villalva para ratificar lo hecho en la ida.

Cerrito fue imponiendo su juego con solvencia y claridad. Cada vez se hizo más amplio su dominio y terminó consagrándose como el mejor tras una campaña formidable con un terreno local donde fue invulnerable.

“Los recuerdos de aquella consagración son hermosos. Después de 11 años sin lograr ningún título, lo alcanzamos bajo mi conducción como entrenador. Para mí resultó una grata experiencia personal”, cuenta más acá en el tiempo Tato Céparo, jugador y DT de aquel equipo que supo construir. “Los recuerdos están como si el campeonato lo hubiésemos conseguido ayer. La ciudad toda estuvo de fiesta, caravana por las calles, estadio repleto, celebración por la noche en el club, alegría plena”, narra.

Toda una ciudad feliz, todo el pueblo unido por el fútbol, festejando un título soñado y anhelado por mucho tiempo. Aún aparecen en las retinas de los testigos, la picardía en el rostro de un joven Fabricio Omarini, goleador del campeón, la bandera en alto de los más experimentados como Lódolo, Yaryez o Seimandi. El recuerdo latente de las lágrimas del Rusito Walter Jacob, crack de aquellos tiempos, fanático del CUAC como tantos. “No estaba muy convencido de jugar como carrilero por la izquierda porque su puesto natural era el de enganche. Pero jugó e hizo un gran torneo. Lo tenemos siempre presente, continuamente nos acordamos de él. Era un jugador excepcional y un gran ser humano”, detalla el entrenador campeón.

Se observa aún el abrazo eterno entre cada uno de los futbolsitas. Los de la casa y los que llegaron a sumar como Coio Martínez, Toni Fontana o Guillermo Cabeza. “Era un gran grupo de compañeros, todos formados en el riñón del club salvo dos refuerzos que vinieron a darnos una mano como el Coio Martínez y Toni Fontana. Luego eran todos chicos de la ciudad. En el momento que se pudieron sumar dos refuerzos para cuartos de final, llegó también Cabeza”, sintetiza Tato quien se apena por no haber pisado el césped de esa final debido a una lesión que había sufrido en cuartos ante Hernandarias. “Era un gran grupo de amigos antes que un plantel”, se enorgullece.

Cerrito fue un equipo sólido, en su cancha no perdió ningún encuentro. “De local teníamos un reducto imbatible. Ese año no perdimos en nuestra cancha y al año siguiente tampoco. Eso también fue uno de los aspectos fundamentales porque te da mayor confianza a la hora de salir a jugar cada partido. Les marcaba a los jugadores que era primordial ganar el respeto de los rivales en nuestro terreno. Faltaban cuatro fechas para que termine la fase regular y ya estábamos clasificados a cuartos de final. Pensar que estábamos en una zona muy competitiva con Atl. María Grande, Litoral y Arsenal que se habían armado bien. Nos hicimos muy fuertes en nuestra casa y eso fue uno de los pilares del historial”, comenta Tato con el teléfono contra su oído rememorando aquellos días gloriosos junto al periodista de El Observador.

En su camino hacia el título se vivió un momento dramático por aquellos días. Fue en la revancha de los cuartos de final. “Contra Atlético Hernandarias, en cuartos, perdimos en la ida 2-0. En la revancha en nuestra cancha, ganábamos 1-0 con gol de Lódolo y el árbitro Ricardo Vicino de Santa Fe, cobró penal para nosotros tras una mano clara en el área. Eso generó el enojo de la hinchada visitante. Invadieron la cancha, llegaron hasta el sector local y se produjeron incidentes. Se tuvo que suspender el encuentro porque fueron momentos incontrolables. Después la Liga nos dio el partido por ganado y nos metimos en semifinales”, cuenta detalladamente.

En este túnel del tiempo imaginario, nos encontramos con los otros rivales de turno, ambos de María Grande. Primero Atlético en semi y luego Litoral en la final. “Le ganamos a los dos tanto de ida como de vuelta, con un gran protagonismo”.

Se sabe que para dar la vuelta olímpica se deben reunir diversos aspectos dentro del fútbol. Sobre la clave de la conquista, Tato sostiene que se basó en “formar un buen grupo al margen de tener grandes jugadores. Éramos un grupo sólido, homogéneo, con grandes futbolistas al que se sumaron dos refuerzos de importancia y experiencia como el Toni y el Coio. Fue un acierto muy grande del cuerpo técnico y de la Comisión Directiva. Además no había ninguna excusa para entrenar, íbamos todos parejos. El sacrificio y el esfuerzo se contagiaba en cada uno”.

Aquel equipo tuvo en Fabricio Omarini la explosión en ofensiva. “Fabri fue el goleador del equipo, estaba en su mejor momento. Tenía 23 años y era una pesadilla para las defensas. Un jugador rápido, ágil, desequilibrante y goleador”, remarca con exactitud el delantero que supo pasar por Rosario Central. “Dentro de lo que uno ha conseguido en el fútbol, fue lo más importante. Me fui muy chico del club, tenía 14 ó 15 años cuando debuté en Primera. Volví en el 99 y soñaba con ser campeón con Cerrito. Dentro del club fue lo más importante porque hacía mucho tiempo que no se ganaba nada y se armó un gran plantel que logró una campaña formidable”, sintetiza.

Tremendo delantero que tuvo la historia de Paraná Campaña. Fue a ocupar la zaga central en sus últimos años como futbolista, y también se dio el gusto de dirigir los hilos de su equipo como DT. A eso lo acompañó la posibilidad de meter al equipo en el altar de los elegidos en el fútbol chacarero. Ese lugar que solamente tienen la posibilidad de ocupar los que supieron cómo alcanzar la gloria.

Pasaron diez años. Mucho fútbol por debajo del puente. Muchos recuerdos de aquella ciudad de fiesta, disfrazada de verde de pies a cabeza. Una nueva estrella en el escudo, en uno de los clubes más ganadores de la historia redonda de estas tierras. Diez años de una conquista inolvidable de “un gran grupo de amigos antes que un plantel”.

LA CAMPAÑA

Fecha Rival Res. Goleadores

1ª Dep. Tabossi (v) 1-1 Fabricio Omarini

2ª Arsenal (l) 3-0 Pablo Silvestre, Rolando

Céparo y Nicolás Buscelli

3ª Seguí FBC (v) 1-1 Fabricio Omarini

4ª Atl. María Grande (l) 2-0 Alfredo Acosta (2)

5ª Viale FBC (v) 3-3 Fabricio Omarini, Rolando

Céparo y Carlos Fianuchi

6ª Cañadita Ctral. (l) 2-2 F. Omarini y Alfredo Acosta

7ª Litoral (v) 2-1 Walter Jacob y Fabricio Sangoy

8ª Dep. Tabossi (l) 3-0 Walter Jacob, Fabricio Sangoy

y Julián Walter

9ª Arsenal (v) 4-0 Martín Lódolo, Nicolás

Buscelli (2) y R. Céparo

10ª Seguí FBC (l) 1-0 Fabricio Omarini

11ª Atl. María Grande (v) 0-2

12ª Viale FBC (l) 1-0 Fabricio Omarini

13ª Cañadita Ctral. (v) 2-3 Jorge Martínez (2)

14ª Litoral (l) 0-0

Cuartos Hernandarias (v) 0-2

Cuartos Hernandarias (l) 1-0 M. Lódolo (*suspendido por incidentes)

Semi Atl. María Grande (v) 1-0 Guillermo Cabeza

Semi Atl. María Grande (l) 3-1 Martín Lódolo, J. Martínez y

F. Omarini

Final Litoral (v) 1-0 Fabricio Omarini

Final Litoral (l) 3-0 Jorge Martínez, Hugo

Fontana y F. Omarini

Goleadores: Fabricio Omarini 9, Jorge Martínez y R. Céparo 4, Lódolo, Buscelli y A. Acosta 3, Walter Jacob y Sangoy 2, Silvestre, Fontana, Fianuchi y Cabeza 1.

Los que más jugaron: Omar Yaryez 20, Walter Jacob y Horacio Seimandi 19, Lódolo, Jorge Martínez y Fabricio Omarini 18, P. Silvestre 17, Acosta 16, Jorge Walter, Hugo Fontana y Carlos Fianuchi 15.

A diez años del campeonato de Unión Agrarios Cerrito

LA CAMPAÑA

Por Mauricio Jacob