A 29 años de una conquista histórica para el fútbol de Unión

El 14 de julio se cumplen 29 años del primer título de la historia en la máxima división liguista para el fútbol crespense. Unión se consagró campeón del Torneo Apertura de la LPF tras dos finales contra Atlético Paraná. En la foto están, arriba, de izquierda a derecha: Edgardo Werner, Sergio Galizzi, Diego Galizzi, Raúl Lell, Miguel Zapata (DT), Luis Roth, Sergio Keiner, Humberto Frickel, Gustavo Wagner, Nelson Schrooh y Torresín. Abajo: Rubén Kerke, Raúl Pillack (PF), Ernesto Derfler, Pablo Zapata (mascota), Jorge Leicker, Gustavo Zorzoli, Fernando Zapata, Humberto Gassmann y Juan J. Jumilla.

El 14 de julio de 1991 fue un día lleno de gloria para el hincha de Unión en particular y para la historia del fútbol crespense en general. En aquella jornada el Cervecero se consagraba campeón del Torneo Apertura “Francisco Perette” de la Liga Paranaense de Fútbol, el primer título de un elenco local en la máxima división.

Los archivos de El Observador se abren para narrar la historia donde el elenco dirigido por Miguel Zapata fue avanzando con firmeza hasta lograr el deseado objetivo. Primeramente se apoderó de la Zona A-2 con 6 victorias, 4 empates y ninguna derrota. Culminó por encima de Don Bosco, Cultural, Palermo, Racing e Instituto. En la Zona A-1, el líder fue Atlético Paraná con 5 triunfos, 4 empates y una caída. Detrás quedaron Patronato, San Benito, Sarmiento, Ministerio y Sportivo Urquiza. Los vencedores de los grupos se vieron cara a cara en dos finales donde el Verde supo imponer su juego solvente, con solidez, entrega y sacrificio.

El resumen de cada partido. Campeón invicto con 7 triunfos, 5 empates y tan sólo 3 goles en contra.

PRIMER CHICO: La primera finalísima fue en el reducto crespense (luego denominado “Mundialista 25 de Agosto”). Al campo de juego saltaron Diego Galizzi; Raúl Lell, Sergio Galizzi, Luis Roth, Ernesto Derfler; Juan Jumilla, Edgardo Werner, Fernando Zapata, Humberto Gassmann; Jorge Leicker y Gustavo Zorzoli.

El dueño de casa abrió tempranamente la cuenta por medio de Roth a los 3’ de iniciado el duelo. Fue tras un preciso centro izquierdo de Zorzoli para que el central conectara de cabeza a la red. Ricardo Barreto fue el encargado de igualar el marcador a los 25’; pero en el complemento nuevamente Roth anotó su nombre cuando iban 10’. Fue tras sacar un derechazo bajo contra el poste, luego de una serie de rebotes en el área.

Unión se impuso 2-1 ante su gente que llenó el estadio. Un encuentro vibrante y emotivo según las crónicas de las épocas. “No nos fuimos de ninguna manera defraudados, con un resultado final que marcó una ajustada pero merecida victoria de Unión”, remarcaba El Observador.

“Es innegable, Unión parece tener la verdad de este fútbol cotidiano liguista. En estas once presentaciones del año demostró tener una pauta acabada de fusionalismo de sorprendente accionar en conjunto, que le permitieron ascender peldaños en este campeonato”, cerraba la crónica de aquel primer cotejo.

La tapa de El Observador del viernes siguiente a la consagración del Verde.

UN DÍA PARA LA ETERNIDAD: Una semana después de aquel triunfo de local, llegó el gran día para el hincha de Unión, pero también para el futbolero de la ciudad ya que muchos (sin importar la camiseta) acompañaron aquel equipo. El 14 de julio de 1991 llegó para ser inmortalizado.

El estadio del Decano capitalino se vio inundado por fanáticos del Cervecero. “Los simpatizantes crespenses coparon barrio San Martín. Se calculó que unas 700 personas llegaron de Crespo para alentar a Unión, colmando todo el sector de tribunas que da a espaldas a calle Maciá. Sin dudas, en cuestión de público, el Verde fue local en Paraná”, daba cuenta la Edición Nº 249 de este semanario.

Unión logró con armas totalmente legítimas un título por el cual pugnó desde la jornada inaugural en el segundo grupo liguista. Una meta que dejó de ser quimera para los equipos de nuestra ciudad

El encuentro culminó igualado 0-0 y desató el delirio y la locura de la gente, de los jugadores, cuerpo técnico, directivos… todos. La primera estrella grande se instalaba en el cielo de Crespo, para la eternidad. Así lo manifestaba El Observador: “El fútbol siempre da revanchas, sino consulte a un hincha de Unión. Los albiverdes que un par de años atrás, luego de una formidable performance, se le había escapado el título de campeón frente a Patronato en el Grella. El domingo, merced a un excelente orden táctico y un despliegue físico encomiable a lo largo de los 90 minutos, consiguió el empate que necesitaba para obtener el cetro liguista, halago que por primera vez en la historia tiene a un equipo crespense como protagonista”.

En tanto que el párrafo final de aquel artículo, señalaba: Unión logró con armas totalmente legítimas un título por el cual pugnó desde la jornada inaugural en el segundo grupo liguista. Una meta que dejó de ser quimera para los equipos de nuestra ciudad, un logro a base de sacrificio, voluntad y tesón que hizo explotar de júbilo a todo Crespo y que dejó con las manos vacías a los capitalinos atronados por la primera conquista forastera. Es época de festejo, por eso ¡Salud campeones!”.

LA VUELTA A CASA: Los festejos que nacieron en el estadio de Paraná, se trasladaron y continuaron en Crespo. “A las 18.30 una verdadera muchedumbre con el sonar de las bocinas y artículos de pirotecnia, el ulular de las sirenas y al batir de las palmas, se apostó en el acceso norte de la ciudad para recibir al micro que transportaba a los jugadores que habían conseguido la hazaña en Paraná. A partir de allí, el delirio se extendió hacia las arterias principales de Crespo, donde una interminable caravana de vehículos, enarbolando la verde y blanca festejaban efusivamente el título, con parada en la Municipalidad, donde los integrantes del equipo recibieron el saludo del intendente Rolando Kaehler”.

La detallada crónica de aquella jornada inolvidable

“Posteriormente la columna humana llegó a la cancha de América y Av. Independencia donde se congregó un buen número de personas para vivar por la institución, mientras los jugadores con la lógica algarabía materializaban sobre su reducto una nueva vuelta olímpica”, narraban aquellas hojas del semanario.

“Para resumir este momento particular en la historia del fútbol crespense, el técnico Miguel Zapata dijo: ‘este es un trabajo en conjunto con la subcomisión de fútbol, con Claudio Gadea y con el profesor Pillack en la parte física. Trabajamos sobre cuatro puntos fundamentales, que son el respeto mutuo, la voluntad, el trabajo y sobre todo la humildad”, resumía entonces el DT.

Jugador por jugador que sumaron minutos en aquel certamen.

EL AUTOR INTELECTUAL

Miguel Zapata, el conductor táctico del equipo, habló con El Observador sobre aquel logro histórico. “Son cosas muy lindas que uno ha vivido, las recuerdo con mucho cariño. Cuando llegué al club como técnico, en aquella época tenía juventud, ganas de intentar hacer cosas y las hicimos. Contábamos con un plantel interesante, con ganas de trabajar y que ya venía trabajando muy bien, pero no tenía la fortuna que los resultados acompañaran”, contó.

El DT llegó ese mismo año a la institución tras colgar los botines con su último paso por Sarmiento. “Me hablaron si me interesaba dirigir, en ese momento habían otros que estaban en la misma situación que yo y al final la gente de Unión se quedó conmigo y arrancamos. Fue un periodo muy largo, ese campeonato fue apenas el comienzo de un lindo proceso”.

Luego agregó: “Unión ya venía jugando bien, tenía una importante base de jugadores a la cual le agregamos algunas cosas, algunos nombres o ideas tácticas. En el 91 eran todos de acá”.

Consultado sobre su filosofía inicial como entrenador, narró: “Me gustaba un equipo serio, que se respete en las prácticas, hacerle entender que todo empezaba ahí. En ese sentido era bastante exigente, era un compromiso para mejorar y le daba mucha importancia al grupo. Muchas cosas fuimos inculcando, me gustaba trabajar durante la semana y tener un equipo compacto pero agresivo. Para mí desde el arquero hasta el último hombre tenía que correr, participar y colaborar en todo. Con mucho sacrificio”.

En otro aspecto resaltó: “Teníamos una Subcomisión de Fútbol que trabajaba muy bien, durante varios años existió un grupo de trabajo que estaba todo el año pensando en mejorar y eso sirve para lograr ciertas metas. Cuando empieza el año se fijan objetivos, pero todos los días hay que pasar una etapa”.

“El equipo contaba con varios jugadores juveniles, pero también habían algunos experimentados. Todavía nos juntamos, al menos una vez al año buscamos una fecha y nos reunimos. Hasta el año pasado lo hacíamos, pero con todo esto que vivimos veremos si hay alguna posibilidad en este 2020”, concluyó.

Por Mauricio Jacob

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