Adicto en recuperación, brindó un contundente mensaje en Crespo sobre las graves consecuencias de las drogas

Sebastián Mascherano, adicto en recuperación, hermano del jugador de la selección nacional de fútbol, Javier Mascherano, estuvo esta semana en Crespo, donde con la organización del municipio, brindó charlas en instituciones y en el salón comunal, en el marco del “Día internacional de la lucha contra el uso indebido y el tráfico ilícito de drogas”, que se conmemoró el pasado 26 de junio.

Mascherano valoró que “se estén abordando ciertos temas en la sociedad, como poder hablar de drogas, adicciones, sexo, que nos sirve para madurar y crecer y siempre con la premisa de que la única manera de salir adelante, es con la educación. A las charlas, las enfoco contando a ‘corazón abierto’ lo que me pasó en mi vida y lo que aprendí con esta enfermedad, porque la adicción es eso, una enfermedad”. Explicó que “me creí, por ser ‘hermano de…’, que podía llevarme el mundo por delante, pero hoy, con otra mirada, he podido recuperar un gran valor, que es la humildad. Soy el ‘hermano de…’, pero estoy acá en Crespo no por eso, sino por ser un adicto en recuperación y lo bueno, es poder transmitir, con una experiencia de vida, situaciones para que los chicos se vean en un espejo y tomen las decisiones acertadas, que uno no pudo tomar en la vida” expresó en diálogo con “Hora de Noticias” de Canal 2 CVC.

– Siempre se habla de las amistades de los jóvenes, que los llevan a consumir… 

– Tenemos que dejar de pensar que uno consume drogas por el vecinito o por las amistades. La culpa la tenemos primero como familia, en cada casa. Debemos saber qué hijos tenemos, que hay que ponerles límites, más allá de que sabemos que cuesta mucho. Uno no nace siendo padre y en ese hacerse, por ahí uno se puede equivocar. Con ellos, hay que tratar de hablar lo más simple posible, como le hablé a los niños de las escuelas en las charlas. El tema de la droga y sus consecuencias, se tiene que empezar a hablar en el seno familiar. También remarco que alguien que se enferma, no es una mala persona, lo que pasa es que la sustancia trastoca todo el cerebro y hace realizar cosas que nunca harías…

– ¿Qué le decía su familia? ¿Lo sabían sus hijos…?

– Muchas veces pensamos que nuestros hijos no ven la realidad de una familia y no es así. Cuando me fui a internar, en ese momento mi hijo, que tenía 8 años, me dijo “por fin papá vas a dejar de consumir cocaína”. Y yo pensaba que por encerrarlo en la pieza, él no estaba enterado y sabía todo…

– ¿En las disertaciones ante adultos, gira en el mismo sentido la charla?

– Es un ida y vuelta de otra manera. Se habla sobre lo que ellos deben saber lo que hacen sus hijos y dejar de echar la culpa a la sociedad. Nunca se sabe si uno se va a enfermar o no de esto, ya que no discrimina ni edad, sexo… Yo hace 6 años que estoy rehabilitado y consumí durante 18, desde los 17 a los 35, donde me interné en una clínica de Caballito (Buenos Aires) y pude recuperarme…

– ¿Qué lo hizo cambiar o pedir ayuda?

– La decisión de internarme fue porque casi me morí. Consumí 90 gramos de cocaína sin dormir, me acosté un lunes y me desperté el jueves siguiente. Estuve casi muerto. Me despertó mi socio, tumbando la puerta del departamento, junto con mi hijo. Eso me hizo dar el primer paso, de pedir ayuda, porque no es fácil salir. Uno piensa que solos vamos a poder, que es solamente un vicio y me di cuenta, cuando me empecé a rehabilitar, lo que era la abstinencia y a convivir con la falta de consumo dentro de la clínica. Uno primero, se anestesia con el alcohol, que es la droga legal y de la cocaína, marihuana, éxtasis, que son drogas ilegales, es imposible salir solos. A lo mejor, en algunos casos no se llegue a la internación… Hay muchas personas que han podido dejar de consumir por una mujer, por un hijo o porque algo los movilizó a tomar esa decisión. Pero después, uno tiene que reconstruirse mediante una psicóloga. La cocaína es una droga muy depresora y si uno no se fortalece, precisamente entra en una gran depresión…