19 de Junio: Día del Padre

Desde El Observador, les deseamos a todos los papás un muy feliz día y compartimos la siguiente reflexión:

Unos minutos para mi hijo

Con voz tímida y la mirada llena de expectativa, el pequeño recibió a su padre cuando regresaba del trabajo y le preguntó:

– Papá, ¿Cuánto ganas por una hora de trabajo?

El Padre con gesto extraño le respondió:

– Hijo esas cosas no se las digo ni a tu madre, así que no me molestes que vengo muy cansado del trabajo.

Pero el niño insistió:

– Pero papá, por favor dime, cuánto ganas por hora.

Para terminar con el asunto el padre respondió:

– Gano aproximadamente 5 dólares por hora.

Sin inmutarse, el niño mirándolo fijamente a los ojos le preguntó:

– Papá, ¿Podrías prestarme 2 dólares?

El hombre desconcertado por la situación, le dijo con brusquedad:

-¿Por eso querías saber cuánto gano por hora, no? Vete inmediatamente a la cama. Hace rato que deberías estar durmiendo, en lugar de estar aquí molestándome.

Al cabo de unos minutos el padre reflexionó sobre lo que había ocurrido, se sentía mal y como faltaban pocos días para Navidad, pensó que quizás su hijo quería el dinero para comprar algún regalo. Fue hasta el cuarto del pequeño y con una voz muy suave le preguntó:

– ¿Duermes hijo?

– No papá, respondió el pequeño.

– Escucha hijo, aquí tienes los 2 dólares que me pediste.

¡Gracias papá! dijo el niño y acto seguido metió sus manitos debajo de la almohada y sacó 3 dólares más.

Entonces le dijo:

¡Papá ahora sí que estoy contento, por fin tengo los 5 dólares que quería!

– ¿Para qué quieres esos 5 dólares?, dijo el hombre.

El niño extendió los billetes hacia su padre y le preguntó:

Papá ¿Podrás ahora dedicarme una hora de tu vida? Yo te la compro.

Nuestros hijos necesitan de nosotros, no solamente para suplir sus necesidades económicas, de vestimenta y alimentación. Desesperadamente buscan modelos de vida, para poder desarrollarse adecuada y equilibradamente. Dedícales a tus hijos el tiempo que te requieren y no te excuses diciendo que estás apurado, porque no estamos hablando de largas jornadas, sino de algunas horas, pero que sean de calidad. Comparte con los niños una comida, una canción, una tarde de sol, un paseo y fundamentalmente largas charlas, para expresarles a través de tu actitud, que ellos son importantes, que tienen valor en tu vida como personas, que los consideras y los amas por lo que son.

 

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