17 de Junio: “¡Feliz Día Papá!”

La gran mayoría festeja el Día del Padre. Es una fecha que representa un profundo sentimiento. Con seguridad, cada uno puede definir a su papá, según la forma en que lo recuerda desde su infancia, con sus virtudes y sus defectos, por el afecto y los sentimientos que éste sembró a lo largo de la vida. Cuando buscamos explicar qué fue cada padre en la vida de cada hijo, se debe tener en cuenta el pasado que cargan “los viejos” sobre sus espaldas, las carencias o abundancias que vivieron, las alegrías o dificultades que tuvieron en tiempos pasados, cuando las leyes, la educación y la disciplina eran muy distintas a la actual. Los cambios generacionales fueron impactantes y ellos también buscan adaptarse. Los hijos que ya no tenemos a nuestro papá, debemos honrarlo en este día en la memoria, recordando sólo las cosas lindas que pudimos vivir y disfrutar a su lado, entender todos sus esfuerzos y trabajos que realizaron para poder criarnos de la mejor forma posible y hurgar en nuestros recuerdos, cuando nos enseñaban cosas prácticas de la vida. Eso ayuda a vivirlo intensamente. Y los hijos que todavía tienen la suerte de tener a su padre vivo, tienen en este día la posibilidad de llamarlo, de invitarlo o de abrazarlo fuertemente y decirle cariñosamente al oído: “Te quiero papá”.

Carta a un padre

“Conocerás la dicha de ser padre cuando tu sueño sea interrumpido por del llanto de tu niña o niño y luego lo mires con satisfacción de ver al pequeñito dormir profundamente y tranquilo, porque su instinto le dice que hay alguien que lo ama y cuida en las buenas y en las malas. Sabrás lo que es hacerse padre cuando radiante pasees a tu hijo en su dorado cochecito, le hables aunque sepas que no te entiende aún y lo veas descubriendo asombrado cada minúscula cosa que constituirá su primera lección de filosofía. Sabrás lo que significa ser padre cuando en la noche corras por esa medicina que necesita para aliviar su fiebre, al llevar la cuenta de sus vacunas y cuando te acerques recurrentemente a su cuna para escuchar su respiración, acompasada y feliz.

Lo sabrás cuando por primera vez te diga “papá”, ría cuando lo lances al aire y no sienta el peligro, porque tú le das seguridad con tu sonrisa. Cuando lo impulses a dar sus primeros pasos, inequívoca señal de que empieza el camino hacia su destino, el propio, el de su futuro. Sabrás la maravilla que posees cuando lo lleves por vez primera a la escuela y veas sus ojos llorosos, porque no quiere separarse de tí y sientas el alma adolorida al alejarte dejándolo en medio de otros egoísmos que, sin embargo, le enseñarán a compartir. Feliz serás cuando te muestre sus primeros garabateados dibujos, ensayos de la belleza que se esconde en su corazón. Y por el resto de tu vida sabrás lo que es ser padre, cada vez que se abrace a tí, te tome la mano para que le brindes seguridad y para él mismo demostrarte la confianza que le inspiras. Sabrás lo que es ser padre cuando reclame tu tiempo, quizás ya no para ir al circo, a la playa o al parque, sino para compartir un momento gratificante. Caminar juntos durante cualquier tarde esplendorosa será sin dudas mucho más significativa que la mejor de las vacaciones que puedas pagarle.

Sabrás lo que es ser padre cuando oigas el reclamo inesperado de su deseo de independencia. El día que deje de acompañarte, porque sus amigos lo esperan y sientas que tu corazón se estremece, porque el día más negado por ti mismo llegó antes de lo que pensabas. Pero sabes que así debe ser y que es el precio que pagarás por el aprendizaje de su vuelo definitivo. Sabrás lo que es ser padre cuando un día tu hijo tenga que partir para estudiar en otro lugar, cuando consiga un trabajo distante y la nostalgia consuma las horas que antes feliz disfrutaste en su compañía. Ahora tal vez el teléfono o internet serán un pequeño alivio para esa lejanía, pero esperarás ansioso el día que decida volver. Sabrás lo que es ser padre, cuando aparezca alguien más en su vida y lo lleve de tu lado, para perseguir otro arco iris, el de su propia vida. Compartirá su amor con alguien, será distinto al que siempre tendrá por ti, pero deberás aceptarlo, porque esa es la ley de la vida y tu hijo te fue solamente prestado por un tiempo.

Sabrás lo que es ser padre, cada vez un nudo se te forme en la garganta para decirle que lo amas, para darle un abrazo, una caricia o un beso, esos mimos que siempre tendrá en forma incondicional. Al final de tus años de padre y luego abuelo, te darás cuenta que no estudiaste para ello, pero lo hiciste lo mejor posible, lo viviste con el corazón y ahora disfrutas del regocijo que eso te proporciona. Sabrás entonces que el dolor que te causó sentir que algo muy tierno de tu interior se desprendió, es la maravillosa experiencia y regalo de Dios, de saberse padre”.

 

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