12/5: Mensaje y reflexiones por el “Día Internacional de la Enfermería”

La “Enfermería” es la más antigua de las artes y la más joven de las profesiones. Desde sus orígenes, el hombre ha practicado el “cuidado” del prójimo, como una forma de supervivencia de la propia especie. Dicho cuidado, fue realizado por distintos grupos de la sociedad y así como la medicina fue creciendo en descubrimientos, sobretodo en el conocimiento de la anatomía y fisiología como de los medicamentos a utilizar, el acto mismo de cuidar, se mantiene intacto.

Se declaró el “Día Internacional de la Enfermería”, en conmemoración al natalicio de Florence Nightingale, considerada la matriarca de la enfermería como profesión. Nacida el 12 de mayo de 1820 en una familia de clase alta, sus padres la llamaron Florence, porque nació en Florencia (Italia), aprendió matemáticas, historia, griego, latín, francés y alemán. Desde pequeña supo que su vocación era ayudar a los enfermos, pero su familia se negaba a que elija esa vocación. Falleció en Londres, en agosto de 1910. A los 24 años inició sus estudios de enfermería, le gustaban las matemáticas y la estadística; en 1853, cuando ella tenía 33 años, se inició la “Guerra de Crimea” y la Secretaría de Guerra del país le pidió a Nightingale, que encabezara una unidad de 38 mujeres para asistir a las tropas que morían enfermas rápidamente. Esta guerra se dio entre Gran Bretaña, aliada a Francia, contra Rusia y que duró 3 años, donde esta última fue derrotada en 1856. Como las bajas en el ejército británico eran muchas, al primer año de la guerra, Florence junto con su grupo de mujeres fue a Crimea con el plan de ayudar a los soldados heridos. Los principios que aplicó fueron 3: luz natural, ventilación e higiene del cuerpo y del ambiente, encontró al llegar a los soldados hacinados en galpones oscuros y sucios; levantó los colchones en catres, los separó a distancia de un metro, abrió ventanas y permitió la entrada del sol; higienizó y cambió las vendas de las heridas periódicamente y por las noches, cuando ya todos descansaban, con una lámpara en la mano, se acercaba a la cama de cada soldado para dar una palabra de aliento. Hasta escribía cartas para sus familiares por ellos, por este gesto la llamaban la “Dama de la Lámpara”. Con estos cuidados que impartió en la guerra, logró disminuir la mortandad de los soldados del 40% a un 2%. Los principios que ella aplicó en un tiempo en que no se conocía sobre microorganismos ni se había descubierto la penicilina, logró esta disminución. En 2020, cumpliéndose 200 años de su natalicio, fue declarado el “Año Internacional de la Enfermería y la Partería”, pero ante el suceso que provocó un pequeño microorganismo a nivel mundial,  se frustraron los  festejos programados de quienes aún hoy siguen con el legado del cuidado al prójimo. Parecen tan lejanos 200 años y aún hoy, en 2021 y luchando en una nueva guerra, en esta situación crítica de Covid-19, volvemos a tener la oportunidad, todos los habitantes, de aplicar sus principios y los conocimientos modernos, de reducir los casos en nuestra comunidad. Por eso hoy más que nunca, celebramos la vocación y profesión de Enfermería. Gracias a los colegas que están en la primera línea y ¡feliz día a todos los enfermeros!  Que de mil maneras diferentes, integran el equipo de salud como profesionales”. (Lic. Sandra Chacón, MP: 5039 y María Noelia Contreras, MP: 18321)

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