¿Por qué los padres están cada vez más lejos de la educación de sus hijos?

Actualmente las principales preocupaciones de los padres, están vinculadas a las conductas que los jóvenes tienen cuando salen del hogar y a su rendimiento escolar, puesto que mediante la educación están forjando su futuro. El Lic. en Psicología Francisco Rodríguez, especialista en la atención de adolescentes, en diálogo con El Observador se refirió a estos aspectos y en tal sentido señaló: “Se ha acelerado el proceso de desautorización de los docentes y no sólo ellos han perdido prestigio frente a este grupo social, sino que en general los padres han disminuido el grado de autoridad frente a sus propios hijos. Hoy por hoy, los chicos comparten menos momentos en familia, dado que por cuestiones económicas ambos padres trabajan, están muy ocupados, llegan cansados y entonces pretenden que la escuela o el colegio secundario, solucione cuestiones por las que ellos no pueden responder. El nivel de culpa que los progenitores sienten por esas horas de abandono, hace que tiendan a creerle a los hijos antes que al profesor y desconsiderar el trabajo que los mismos realizan en el aula, es desvalorizar el sistema educativo. Los progenitores depositan en los maestros sus sueños de orden y corrección, que éstos muchas veces no pueden cumplir y entonces son descalificados. Se confunde de algún modo el sistema educativo con la crianza, lo cual es mayoritariamente responsabilidad de la familia. Se ha perdido el real sentido de la crianza, puesto que se espera que quienes representen los distintos sistemas sociales, sean quienes corrijan lo que en el hogar no se aprendió. De este modo, la responsabilidad recae en el inspector de tránsito, el policía, el docente y cualquier referente del Estado, sin advertir que es un problema de la sociedad, cuya célula es la familia”.

El profesional apuntó a ciertas actitudes de desarticulación que se producen entre el docente y los padres, que de ser revertidas, repercutirían en una mejor educación de los jóvenes. “Desde hace unos años, cuando la escuela convoca a una reunión de padres, cada vez son menos los que concurren. Actualmente, se han liberado de esa responsabilidad y por lo tanto, de ese vínculo que antes era muy fuerte. Casi no hay quienes formen parte de las cooperadoras, casi nadie busca la libreta de calificaciones y hay en general una notable ausencia de los padres en cuanto a su participación en las tareas escolares”, dijo Rodríguez.

Los adolescentes reaccionan de distintas maneras, generalmente abruptas, para expresar conflictos que atraviesan y que aún no saben exteriorizarlo en palabras. Normalmente las actitudes de rebeldía son paulatinas, pero no siempre son advertidas a tiempo como para ser canalizadas correctamente. “La mayoría de los padres consultan cuando la situación detonó por alguna situación grave, pero en realidad ya se viene produciendo desde hace bastante tiempo. Suelen no darse cuenta que sus hijos que recién empiezan la adolescencia llegan a la madrugada, con olor a alcohol o un aroma raro, que podría ser marihuana u otras drogas callejeras. No reaccionan cuando sus chicos vuelven con ojos vidriosos o se reúnen con amigos que están por demás acelerados y les divierte hacer ‘picadas’. No es normal que un joven quede libre de faltas en la escuela, sólo porque duerme 18 horas por día, ni tampoco es aceptable que sea repitente sin justificación. Creo que en realidad, los padres no quieren darse cuenta de los ‘gritos silenciosos’ de ayuda que les piden sus hijos”, sostuvo el psicólogo.

Por otra parte, cabe señalar que Rodríguez fue convocado por AGMER para disertar cursos orientados a capacitar a los docentes en el desarrollo de los temas vinculados a salud sexual, los cuales se están llevando a cabo en Paraná. “A los profesores les pasa lo mismo que a los padres, al no haber recibido educación sexual, tampoco pueden trasmitirla de forma científica o de un modo que no afecte los valores y conceptos tradicionales que la sociedad maneja. Deben enseñar sin caer en la discriminación o la diferenciación excesiva, entonces el docente necesita asumir su propia sexualidad y desestructurarse, para después trabajarlo frente a los jóvenes. A los padres les cuesta mucho hablar de estos temas en la casa, al igual que sobre las adicciones, porque se les dificulta reconocer que sus hijos han crecido, que tienen actividad sexual, que las chicas no escapan a la posibilidad de embarazarse o que quizás están bebiendo demasiado alcohol en alguna salida. Creen que eso sólo le pasa a los demás, a quienes viven en Buenos Aires, Santa Fe, Córdoba, pero no es así. Los remiseros, taxistas, inspectores de tránsito, policías, enfermeros, la gente que por su actividad vive en la noche, sabe que a la madrugada hay chicos tirados en las veredas totalmente borrachos, descompuestos o que hay zonas casi exclusivas de parejas de adolescentes. Es fundamental hablar con ellos antes de que sea demasiado tarde, porque de ciertas cuestiones es difícil volver”, indicó Rodríguez.

 

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