¿El frío intenso puede matar a los hipertensos?

La hipertensión se define como la presión arterial demasiado alta y si bien tiene varios factores que inciden para que se origine su aumento, el frío intenso es uno de los principales desencadenantes. Esto hace que para algunas personas, el invierno sea una de las épocas del año crítica, donde deben intensificar los cuidados de su salud. El clima frío incrementa la presión sanguínea, sobre todo de las personas mayores, elevando el riesgo de padecer un accidente cerebrovascular (ACV), ataque cardíaco o insuficiencia renal. El Observador dialogó con la Dra. Carolina Melgar, cardióloga, quien al respecto explicó: “El corazón bombea sangre a través de una red de arterias, venas y capilares. La sangre en movimiento empuja contra las paredes de las arterias y esta fuerza se mide como presión arterial. En invierno, el frío provoca vasoconstricciones (estrechamiento de las arterias) para evitar que se pierda calor por la piel, pero a medida que las arterias se contraen, la falta de oxígeno obliga al corazón a intensificar su trabajo, debiendo esforzarse para poder bombear la sangre a través de un espacio más reducido que el habitual, lo cual aumenta la presión arterial. El frío invernal puede desencadenar angina de pecho en personas susceptibles, razón por lo que quienes padecen hipertensión deben tratar de permanecer en lugares lo más templados posibles. Esta afección incide sobre un gran número de personas, ya que se calcula que aproximadamente el 25% de la población mundial sufre de hipertensión arterial”.

En cuanto a la sintomatología, la profesional indicó que generalmente la afección pasa desapercibida, hasta que se ingresa a estadíos de mayor complejidad y que sólo en algunos casos, la persona puede sentir dolor de cabeza, palpitaciones, mareos o zumbidos en los oídos. “No obstante ello, durante ese tiempo de ‘silencio’, la hipertensión puede causar serios daños en el corazón, los vasos sanguíneos y riñones, entre otros órganos. Esto hace que sea fundamental la medición periódica de la presión, más aún en personas mayores o con factores de riesgo clínico. La presión sistólica, comúnmente llamada máxima, es la fuerza del flujo sanguíneo que va por la arteria al latir el corazón y la diastólica, llamada mínima, es la fuerza con que circula la sangre dentro de los vasos cuando el corazón descansa entre un latido y otro”, indicó Melgar.

Como factores de riesgo de muerte, la médica señaló los antecedentes familiares de hipertensión; sobrepasar los 55 años de edad, puesto que con los años los vasos sanguíneos se debilitan y pierden su elasticidad; atravesar altos niveles de estrés o emociones fuertes; experimentar sentimientos de ira y hostilidad con frecuencia; sufrir sobrepeso u obesidad; ser fumador activo; concentrar una alimentación alta en sodio (sal); beber demasiado alcohol; no realizar actividad física periódicamente; padecer diabetes y exponerse a las bajas temperaturas, principalmente la población comprendida entre los 75 y 84 años y aquellos con afecciones coronarias vinculadas. “Descuidar cualquiera de estos aspectos, puede desencadenar un endurecimiento de las arterias, dado que las mismas están recubiertas internamente por una capa muscular que al elevarse la presión aumenta su grosor, impidiendo la correcta circulación sanguínea. Puede ocurrir un agrandamiento del corazón, porque la hipertensión lo obliga a trabajar con mayor intensidad y como todo músculo, el exceso de uso, hace que aumente su tamaño. Cuanto más grande es el corazón, menos capaz es de mantener el flujo sanguíneo adecuado y puede acabar en una falla o insuficiencia cardíaca. Es posible que se origine también un daño renal importante, puesto que las arterias se ven afectadas por la hipertensión. Y la última consecuencia más usual a nivel orgánico, es el deterioro ocular. Los pacientes diabéticos tienen una predisposición a sufrir rupturas de los vasos capilares de la retina del ojo, al subírseles abruptamente la presión arterial, ocasionando muchas veces derrames e incluso llegando a la ceguera parcial o total”, manifestó la cardióloga.

 

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