¿Convienen los autos nafteros o gasoleros?

Una tendencia acompaña al boom de ventas de la industria automotriz en el país: los modelos nafteros se imponen sobre los gasoleros. La explicación es lógica. La brecha entre el precio de los combustibles se achicó significativamente a través de los años y eso redujo las ventajas para el bolsillo que tenía una mecánica sobre la otra.

 

No es casual que nueve de cada diez autos que se venden en la Argentina sean nafteros. Dejando de lado los gustos por las prestaciones de cada motor de quien decida pagar un poco más por un diésel, ¿ahorrará mucho más al cargar el tanque?

 

Depende. Por un lado, es sabido que un auto dotado de esa motorización consume menos y el suministro sigue siendo más barato que la nafta. Por otro, según un informe elaborado en base a registros de la Secretaría de Energía del sitio sectoresonline.com , a fines de la década del ’90, “por el precio de un litro de nafta se compraban 2,1 litros de gasoil”. En los últimos años, esa relación, en promedio, cambió: se redujo a 1,3 litros y llegó al 1,2 el mes pasado.

 

La reducción en la diferencia de costo de los productos no tuvo correlato en el precio de los automóviles de distinta mecánica. “El diferencial de precios de los vehículos 0 km entre los dos tipos de motores se ha mantenido en el tiempo”, destaca el sitio de la consultora Abeceb.com.

 

De los cálculos anteriores se desprende que el ahorro que se alcanza en un kilometraje determinado según el modelo, ya no justifica (o al menos plantea dudas) pagar más por un auto que, aunque tenga un menor consumo, requiere un combustible unos pocos centavos más barato. El ahorro se dará, por tanto, en un plazo más largo, también relacionado con los kilómetros que se le haga al vehículo.

 

Eso se acentúa si el modelo diésel está dotado de un motor moderno requiere una carga Premium, es decir, un combustible de bajo nivel de azufre (un máximo de 50 partes por millón) que apareció hace poco menos de tres años en el mercado local.

 

Hay que tener en cuenta, además, que quien posea un vehículo diésel no sólo deberá afrontar una inversión inicial mayor, sino también gastos más elevados en impuestos, seguro y mantenimiento.

 

Todo esto explica por qué los consumidores se han volcado hacia los nafteros. Respecto de los combustibles, por ejemplo, en el caso de YPF -la mayor petrolera en el mercado argentino-, la diferencia en el valor de ambos productos alcanza el 18 %, ya que el súper se vende a 4,829 en la Capital y el diésel, a $ 4,069 por litro, tras el último aumento de esta semana. La relación entre ambos es de 1,18.

 

En otras petroleras, la diferencia no es muy distinta. En Shell, la más cara del mercado, el súper cuesta $ 5,049 y el gasoil $4,499 en estaciones porteñas. Los precios se alejan un 12%. Es decir, en este caso, por cada litro de súper se compra 1,12 de gasoil.

 

La evolución de las ventas de combustibles también dan cuenta de la preferencia del público. “La modificación relativa en los precios produjo un incremento del consumo de naftas y una retracción en el consumo de gasoil”, se escribe en el informe de sectoresonline.com.

 

Nafteros, al frente. Con el correr de los años, el mercado de uno de los sectores que apuntaló el crecimiento económico en el país ha reflejado la tendencia. “Desde 2002 las ventas de autos a nafta se incrementaron un 1362,7%, mientras que las de vehículos diésel tan sólo crecieron un 25,4%”, destaca el análisis de la firma dirigida por Dante Sica.

 

En un recorrido cronológico a partir de datos relevados por la Asociación de Concesionarios Automotores de la República Argentina (Acara), sectoresonline.com sintetiza que “los autos nafteros han ganado nuevamente la carrera en el sector”. En lo que va del año, se vendieron 337.000 vehículos nafteros y 18.000 diésel. Para hacerlo más gráfico aún, el auto más vendido según ACARA es el Volkswagen Gol, sólo comercializado con motor naftero.

 

Bajo la mirada de los analistas, “este año la divergencia entre ambos parece acrecentarse”. Lejos de la porción del 36% que ostentaban en 2002 (como resultado de un crecimiento sostenido desde 1996), Abeceb augura que a fines de este año las ventas de modelos gasoleros apenas alcanzarán el 5% entre los particulares.

 

En adelante, todo parece contribuir a la profundización de la tendencia. La fabricación de motores diésel deberá afrontar una nueva complicación a partir del año próximo, cuando comience a regir en el país la norma de emisiones “Euro 4”. “La inversión en ese tipo de motores es mayor y si no se alcanza cierto volumen, no se llega a pagar esa inversión. Con la producción de nafteros el volumen sí cubre lo invertido, por eso se está achicando la oferta diésel en terminales”, explicó a LA NACION Carolina Méndez Acosta, responsable de producto de Fiat Auto Argentina.

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